Escondrijos de belleza


Buscando el arte en los rincones
de las calles empedradas,
cantando un ritmo sin nociones
de nada.

Observo cada miniatura
con mirada despejada
y voy sintiendo cómo muda
mi cara.

Pues se hace mío el regocijo
de descubrir la belleza
que en cada curva y escondrijo
se expresa. 



Creadores del momento


Entre letras que escribieron
quienes hace tiempo fueron
creadores del momento
cabalgando sobre el tiempo.
Los que nuevos mundos vieron,
los que ya entonces supieron
describir lo que venía,
descubrir la nueva vida.

De sus limpias frases bebo
y es por ellas que hoy veo
los caminos que transita
esta fuerza que me habita.
Pues descubro en sus verdades
mis eternas vastedades
que se expresan sin demora
tanto entonces como ahora.



El siguiente paso


Al borde del abismo
camino confiado
sabiendo que es lo mismo
soñar que ser soñado,
pues es mi senda hoy
de nubes un trenzado
que surge según voy
creando lo escuchado.
Mirando en lontananza
me ofrezco sin reparo
a ser yo quien avanza
forjando un nuevo hado. 



Me sumerjo en las aguas cristalinas

Al llegar el verano
me sumerjo en las aguas cristalinas,
en su seno yo nado,
despertando a la vida
y percibo la sangre que me anima.

Peculiar sensación
la que envuelve este líquido elemento,
que despeja el calor
y me acoge en su adentro
uniendo la periferia y el centro.



Alegría de mil soles


Cada vez que observo la ciudad
encaramada al alero de un tejado,
se me inflaman las ganas de volar,
de elevarme más allá del mundo dado.
Me zambullo sin red
en las brumas de un ensueño imaginado,
y en lugar de caer,
los vientos disuelven mis costados,
me deslizo siendo aire
sobre inclinadas buhardillas,
y al final de cada  calle
me esperan las cosquillas
de las copas de los árboles
que bailan como niñas.

Alegría de mis soles,
que iluminan mis  tardes de chiquilla.



Guardianes de la vida

Late la vida en la pequeña flor,
late en el árbol, late en la marea,
en los trinos de bosques que verdean,
en la luz, y en los tonos de mi voz.

Mece su ritmo, pausado y veloz,
arrullo de los hijos de la tierra,
que impulsando el avance de las eras,
nunca olvida vibrar en mi interior.

Aun por muros de asfalto aprisionada,
ella bulle y rezuma liberada,
y aunque hoy insondables son sus planes,
mostrará, ya llegando la alborada,
que con su mano paciente, callada,
ha forjado en nosotros, sus guardianes. 


Desde el cosmos a mis manos


En las calles empedradas
baila el viento despeinado,
que sin patria ni morada
hoy se siente liberado.

Y en la cúspide del mundo
remolinos desbocados
siembran fé en suelo fecundo
por sus aires inflamado.

Que mi alma ha nacido
en llanuras sin costados,
donde sopla el destino
desde el cosmos a mis manos. 





Transparente


Soy uno con la vida
que fluye y me atraviesa,
soy el lienzo puro
donde expresa
el mundo su belleza.

En mi el todo respira,
emana como fuente
y yo me vuelvo mudo,
transparente,
eterno es mi presente. 

 

Niebla marina


En las grises nieblas del estío
los intensos cielos se deshacen
en contínuos mares que renacen
rescatando el fondo del olvido.

Por senderos indiferenciados
sin mover mi cuerpo hoy camino
cuanto es común haciendo mío,
lo que fue mi yo desdibujado.

Son días de nubes insondables
donde la urbe al cielo se abre,
no hay línea que la piedra separe
del aire salino que la lame.




Reverencia

En las hojas que al viento se mecen tranquilas,
en los suaves destellos que el bosque iluminan,
en el dulce susurro del verde frescor,
se revela la vida con todo esplendor
y en su presencia
pido al ruido mundano que se acalle,
pues solo puedo admirar con reverencia
la belleza que emana en cada detalle.