Guardianes de la vida

Late la vida en la pequeña flor,
late en el árbol, late en la marea,
en los trinos de bosques que verdean,
en la luz, y en los tonos de mi voz.

Mece su ritmo, pausado y veloz,
arrullo de los hijos de la tierra,
que impulsando el avance de las eras,
nunca olvida vibrar en mi interior.

Aun por muros de asfalto aprisionada,
ella bulle y rezuma liberada,
y aunque hoy insondables son sus planes,
mostrará, ya llegando la alborada,
que con su mano paciente, callada,
ha forjado en nosotros, sus guardianes. 


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