Cuando soplan los vientos
que amenazan los cimientos.
Cuando el tiempo no alcanza
y hasta el mismo suelo danza.
Permanezco en el centro,
soy el fiel de la balanza.
Si fieras tempestades
zarandean las edades
revolviendo norte y sur,
apagando toda luz,
me anclo en soledades,
soy un faro de quietud.
Porque nada me puede
si en mí estoy,
porque nada me mueve
si sé quién soy.