Te vas y mi luz se apaga,
y me dices hasta luego,
pero es un adiós,
y pienso: en qué momento
perdió intensidad el fuego
que brillaba en tu mirada,
en qué momento se rompió
el lazo entre tú y yo.
Si cada vez que te veo
mi estrella brilla de nuevo,
se me hace imposible
que tu alma no vibre
al ritmo de este juego.
Pero sé que no sientes como yo,
y me dices hasta luego
porque duele escuchar adiós.
Y yo te sonrío
intentando no llorar,
te beso en la mejilla,
te veo marchar.
Y en un segundo,
ya a solas,
todo mi mundo
se desmorona.
Y me consuelo pensando
que una vez me quisiste,
que volamos al viento
dados de la mano,
que una vez nos amamos
y tal vez el tiempo
vuelva a traerte a mi lado.