Aprovecha cada instante,
no lo dejes escapar,
que el de ayer es un día
que nunca volverá.
Nunca sabes lo que espera
tras la vuelta del camino,
pero sabes que al final,
cuando todo se haya ido,
lo único que queda
son los días que has vivido.
Quedan en tu interior
recuerdos de tus amigos
y en todos los corazones
que algún día te han querido,
quedan grabados a fuego
los momentos compartidos.
Exprime la vida
cada momento,
no te detengas,
no te des por satisfecho,
que siempre queda por hacer
más de cuanto puedas haber hecho.
Cada día hay algo nuevo
que puedes aprender,
no lo dejes para luego
que te lo vas a perder.
No sientas con desgana,
ríe y llora con pasión
y cada vez que ames
hazlo de todo corazón.
Disfruta de la vida como venga
y saca de ella lo mejor.
Sufre un momento por tus penas,
sin dejar que te abrume ese dolor,
pues si lloras por no ver las estrellas,
tus lágrimas te impedirán ver el sol.
No te arrepientas de tus actos
porque ya no tienen remedio,
pero aprende de ellos,
y con el tiempo,
no te equivocarás tanto.
(a mi tio Juan, que me enseñó todo esto y mucho más)