En las calles empedradas
baila
el viento despeinado,
que
sin patria ni morada
hoy
se siente liberado.
Y
en la cúspide del mundo
remolinos
desbocados
siembran
fé en suelo fecundo
por
sus aires inflamado.
Que
mi alma ha nacido
en
llanuras sin costados,
donde
sopla el destino
desde
el cosmos a mis manos.
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