Cuando todos se enfrenten a todos

Cuando todos se enfrenten a todos,
y los cielos se caigan al suelo,
más allá del momento en que muero,
en la brecha, codo a codo,
con vosotros quiero estar.
En los días de frío y oscuro
en las noches de insomnio y desvelo
más allá de los campos que hoy veo
si queremos un futuro
juntos debemos luchar.
Desde el este, oeste, norte y sur
venceremos al dragón y al miedo,
en los mundos que no puedo
ni siquiera nombrar,
prenderá una nueva luz,
vivirá la humanidad.




Entre la luz y el calor

Entre la luz y el calor,
entre la clara idea
que en mí alborea
y el nebuloso "quiero"
que replica en mi interior,
ese universal deseo:
el que encarno cuando creo,
el que impregno e ilumino,
el que nace nuevo
cuando escribo.
Entre mundos tan distintos
pulso y soy respirado,
entre ambos polos vivo,
donde creo y soy creado,
y es precisamente el ritmo
lo que me hace humano.




Niebla insustancial

Los bordes de la vida
resuenan con su canto
al pulsar la tensa cuerda
que marca la frontera,
la que sigo cuando avanzo
              donde nada habita,
donde nadie ya recuerda,
                            cómo era.


Más allá de la memoria
que crea y delimita,
donde sueño y vivo tanto...
que hasta el sol se desvanece
y el fino suelo parece
la base de otra historia:
niebla insustancial que deposita
las borlas de su manto.




Nostalgia de un verano

¡Oh años dorados!
¡Oh días de sol!
Cuándo fuisteis rescatados
del mundo del adiós.
Cuándo supe que olvidaros
es dejar atrás mi Yo.
 
¡Oh noches que he amado!
¡Oh luna y balcón!
Vosotras habéis forjado
los mimbres de mi corazón.
Nostalgia de un verano
que nunca terminó.



Leyendo el libro "Call me by your name"

¡Cáspita María!

¡Cáspita María!
¿Dónde estabas antes?
Con tus labios tan rojos,
tus tacones elegantes.
¿Dónde te metías?
¿Dónde te ocultabas?
¿Dónde cada día
        tú te despertabas?
Hoy para mis ojos
solo existe tu mirada.
Antes de este antojo
dime, ¿dónde estabas?




No sueñes dormido

No apagues las velas
que se han perdido,
no ocultes los rostros
desaparecidos,
no pienses los años
desde el olvido,
no dejes que el daño
forje tus motivos,
no sientas que otros
siembran tu destino.
 
No olvides que vuelas,
no sueñes dormido.




Cómo expresar la belleza

Cómo expresar en palabras lo efímero del momento,

cómo dejar que se abra

                en mí

                                      lo que está en el firmamento.

Cómo encerrar en un sonido

aquello que crece

                                   y está vivo,

cómo explicar, si nunca se parece

                                                            aquello que escribo

a la sublime belleza

              que en todo percibo.




Capa sobre capa

Capa sobre capa
      se va creando,
capa sobre capa
reposando.
Brillantes y oscuras,
      siempre mudas,
cuando una nueva capa
       en ti se va posando.
Sutiles transparencias
    que opacan, colorean,
susurrando su presencia
  en capas siempre nuevas.
 
Capa sobre capa
      te vas creando,
capa sobre capa
      recordando.
Aquellas que quedaron
sumidas en el fondo,
       las que ya se olvidaron,
las que guardan en sus pliegues
   un rescoldo.
Capas sobre capas
      que no entiendes,
creando este mundo nuestro.
Capas sobre capas
   que vuelven en redondo,
las que muestro,
       las que escondo.



Que el silencio hable

Volando entre nubes de un cielo
que nadie conoce ni ama
voy descubriendo el deseo
que me llama.
 
El fuego que arde en mi adentro
me aviva y consume sin llama,
se vuelve meta y sustento,
me reclama.
 
Y es tanto el vacío que siento
si mi palabra no logra
      que el silencio hable,
que pierde sentido hasta el tiempo
y mi callar se torna
       imperdonable.




En los días grises

Qué será de la muerte
            en los días grises,
cuando a nadie le importe
cruzar del otro lado,
cuando el viento inerte
no empuje más,
              quede parado.




El tacto de la luz

     Volando en las alas
     de días perdidos
     descubro miradas
               que jamás han existido.
     Aquellas que anhelan
     tocar con sus dedos
     las luces que juegan,
que enredan,
     los caminos
     que nunca vemos.



Verdades que se visten de suspiro

Perdidos en la sombra       del bosque
se agazapan los sueños        que fueron
rumiando los recuerdos        de noches
que nombran          mas no vieron.
 
Fantasmas irreales          que bailan
al son de las canciones         sin sonido
buscando ser mejores        se callan
verdades       que se visten de suspiro.




Al hacerse invisible

Porque al hacerse invisible
               no desaparece.
Porque al soltar tus viejos miembros,
    crece
                             y nos llena,
                                                  puede volar
y en esta vida nueva
revisar,
                 los días que se han ido
y aquellos,
                      que se han perdido.





Olvidando los nombres

Por dónde pueden verse
las horas que se fueron,
por dónde van dejando
la vida que un día vieron.
 
Sin mar donde esconderse
se alza mi velero,
sin rumbo navegando,
soltando los aperos.
 
Quién osa detenerse
al borde del sendero,
quién es mientras va olvidando
los nombres que un día fueron.





A la orilla de otro mundo

A la orilla de otro mundo
los caminos se deshacen,
se diluyen y renacen.
Tras el velo que hoy nos nubla,
tras la densa niebla inunda
cada poro de mi alma
ese vértigo inconstante
ante el abismo que nos espera
en la eterna y siempre nueva
realidad de cada noche.
Se apodera de mis sueños,
de mi cuerpo y mis reproches,
de mi anhelo y se hace dueño
de un latir que no conoce
la vida más allá
de este último vuelo,
y al no saber volar
soy solamente, suelo.




Tiempo prestado

Porque el tiempo siempre es prestado
      y no admite dilaciones,
porque cada verso acabado
              es un clavo
que fija y deja anclado,
que mata las variaciones.
Hoy escribo entre ríos
que avanzan en mil direcciones,
hoy desato los cabos
          y miro
donde me llevan, libres,
                mis canciones.




Vuela niño perdido

 
     Vuela niño perdido
que te atrapa el tiempo,
       vuela y busca el sentido
de tu propio cuento.
            Vuela con Campanilla
          y grita: "Creo en las hadas"
   vuela, que la vida es sencilla
cuando aún no está empezada.



Las ventanas del mundo

   A través de mis ventanas
                                                             miro
y en sus marcos y cristales
                                                       percibo
 lo que está más allá
                                    de mis sentidos.
   En el roce sensual
                              con el mundo
    palpo las grietas
                          que explotan
     con mil colores
                      en mi boca
      y al sentir su aroma
               dividirse en mi centro
       vuelvo desde fuera
            y al volver me encuentro
       mis ventanas cristalinas
         ya nunca más dormidas
        y en ellas, yo me adentro.





En los ojos asoma el alma

En los ojos asoma el alma,
en sus negros y azules
sus pecados,
       sus virtudes.
Me sumerjo en la calma
de sus hondos lagos
y en lo más profundo
                            logro verme
del otro lado,
sobre mí se vuelven,
brillantes de emociones,
y al mirar me fundo
con sus verdes,
               sus marrones.
En los ojos asoma el alma
y en el alma...
         mis canciones.





Este impulso que nace

A la sombra del camino
donde todo yace,
yo me alzo y hago mío
este impulso
                            que renace
y así salgo a la luz,
que es partida y destino
de este mundo convulso
que ahora miro.
Soy el muerto y la cruz,
soy puente y abismo,
soy la fuerza que crea,
     la que me moldea.
Soy yo mismo.
A mi través siento
cómo el viento
                 me traspasa,
es mi aliento,
y en su eterno movimiento
encuentro,
al fin,
                                  mi casa.





En las hojas verdes

 Brilla la luz
      en las hojas verdes,
brillan y al sol
       resplandecen.
Sublime alegría
       me mece,
al viento mi voz
       se estremece.
Henchido de vida
       avanzo a saltos,
llegando en mi andar
       cada vez más alto.
Me lanzo a volar
       y al fin descanso,
remanso de paz,
       al mundo canto.




Aleteo

En el frágil aleteo
de mi alma al despertar
percibo lo que no veo,
lo que sé sin explicar.

Ese íntimo vibrar
tan mío y tan distante
que abre y me hace más,
pulsión inconstante.

Me sobrecoge el miedo
de ser quien soy,
por sendas de oro, ciego,
a mí mismo voy.

Y es la vida que 
en mí nace
la que guía mis pasos,
la que empuja y me hace
no rendirme al ocaso.




Despertar

Bajo las sombras de la noche
se escabullen mis pasos,
de entre sus mares sin nombre
Yo me alzo.
 
Voy despertando uno a uno
los durmientes sentidos
por los que observo y comprendo,
por los que vivo.

Es en los ritmos que en mí nacen
donde descubro quién soy
y al integrarlos decido
dónde voy.

Bajo la fuerza de mis riendas
todo en mí se torna
cáliz de un contenido
que me transforma.

Y es entonces que me elevo
a las alturas de hoy,
donde veo y al fin puedo
decir: Yo soy.



Los sueños que nunca tuve

Bajo la línea del horizonte

viven los sueños que nunca tuve,

los que descansan a la espera,

los que se esconden,

         los que no llegan.







La cuerda que tira

 Dónde van los caminos que nadie dibuja,
dónde nos llevan los pasos
      dónde el andar nos empuja.
Cruzamos ciegos la vida, anudando lazos,
es posible que algún día
      sintamos la cuerda que tira,
y al echar la vista atrás,
veamos el nudo a desatar.










Creo la idea

 Me alzo sin base y sustento
en campos que siempre he pisado
y al ver ese suelo olvidado
comprendo que nunca he pensado,
pues solo ahora que elevo
quien soy más allá de lo dado
creo la idea y puedo
mirar del otro lado.



Cargas compartidas

Al caer las barreras
te veo
y todo cobra sentido.
Comprendo las cargas que llevas,
te quiero,
y cargo contigo.
Porque sé que tú me entregas
de nuevo
aquello que siempre fue mío.


Inversión

Al buscarme en los sentidos   el corazón se abre
y en sus límites percibo              permitiendo que me hable
aquello que he vivido                   y lo que aún es impensable.
  Escucho en el silencio              de la noche inescrutable
y los grillos traen el canto       de todo cuanto vive,
en mí cabe tanto        que ya no soy yo quien escribe,
es el todo, que en mi adentro      late y me revive.