Volando
entre nubes de un cielo
que
nadie conoce ni ama
voy
descubriendo el deseo
que
me llama.
El
fuego que arde en mi adentro
me
aviva y consume sin llama,
se
vuelve meta y sustento,
me
reclama.
Y
es tanto el vacío que siento
si
mi palabra no logra
que el silencio hable,
que
pierde sentido hasta el tiempo
y
mi callar se torna
imperdonable.
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