Por las torres elevadas
de
las cúpulas de piedra
vuelan
raudas las pisadas
impidiendo
que me pierda.
Pues
mis pies descalzos saben
dónde
poso mis metales.
He
dejado atrás las armas
con
que erguí mi fortaleza
y
ahora vuelo con la clama
de
quien vive sin certezas.
Porque
el viento es más seguro
que
el poder de cualquier muro.
En
su fuerza yo me empujo
aspirando
a ideales
que
a mi paso hoy dibujo
y
al soñar vuelvo reales.
Porque
no existen males
para
impulsos inmortales.