Gorro de lana

Verdes y extensas praderas,
caminos embarrados,
un ciervo despistado,
y el calor de una hoguera.

Subiendo una escalera
llegamos al pasado,
me guías de la mano
mostrando el niño que eras.

Días de familia y juegos,
de risas frente al fuego,
de tortitas en pijama
y niebla de mañana.

Mi vida queda parada,
ya la retomaré luego,
que por unos pocos días
para mí no existe nada
más allá de tu mirada,
que mi idea de alegría
hoy viste gorro de lana
y tiene los pies fríos
cuando se mete en la cama.

Somos quienes queremos ser

Un viejo indio hablaba con su nieto y le decía:
"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento, vengador. El otro está lleno de amor y compasión"

El nieto preguntó entonces:
"Abuelo, dime ¿cual de los dos ganará la pelea en tu corazón?"

Y el abuelo contestó:
"Aquel que yo alimente"

Confianza

La confianza es como una cuerda.
Imagina dos personas de espaldas en lo alto de una cima, cada una de ellas al borde de un abismo. Imagina una cuerda que les une y les permite asomarse al abismo. Si la cuerda es débil, en cuanto tiren se romperá y ambos caerán, pero si es fuerte, podrán apoyar en ella su peso, y el otro les soportará.

La confianza es como una cuerda.
A veces, un hilo de esa cuerda se suelta, y si ninguno se preocupa por repararlo, la cuerda irá deshilachándose hebra a hebra, hasta romperse definitivamente y arrojar al abismo a los dos ciegos despreocupados. Sin embargo, si al ver el hilo suelto ambos se dan la vuelta, se miran, lo reparan y tienden más pequeñas hebras que los unan… entonces la cuerda se fortalece y va creciendo hasta hacerse una soga inquebrantable.

La confianza es como una cuerda.
Pero hay que ganársela, hay que esforzarse, si uno deja de tirar, el otro cae. Y es muy difícil entonces volver a subir a la cima.

La confianza es como una cuerda.
Te permite llegar donde uno solo no llegaría, asomarte al abismo y ver más allá.


Tao Te King

XI

Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil al carro.

Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío
depende el uso de la vasija.

Se abren puertas y ventanas en los muros de una casa,
y es el vacío
lo que permite habitarla.

En el ser centramos nuestro interés,
pero del no-ser depende la utilidad.


XXXIII

Quien conoce a otros, es inteligente.
Quien se conoce a sí mismo, es iluminado.
Quien vence a otros, es fuerte.
Quien se vence así mismo, tiene la fuerza del alma.
Quien se contenta, es rico.
Quien se esfuerza en hacer, tiene voluntad.

Quien permanece en su lugar, vive mucho tiempo.
Quien está muerto sin estar desaparecido, alcanza la inmortalidad.


(Lao Tse)

La seguridad del rebaño

Masas que se mueven sin pensar
sin saber a dónde van,
rebaños de sumisos corderos
camino directo al matadero.

Agachando la cabeza
ante un poder superior
adquirimos la certeza
de ser parte del montón.

Gracias. ¡Qué liberación!

Cómo es capáz esa negra oveja
de desafiar la autoridad.
No esperará llegar a vieja
viviendo y pensando en soledad.

Que locura. ¡Qué temeridad!

A saber dónde le llevará
su propia iniciativa.
Dejémosla, que ya está perdida,
sigamos juntas a nuestro guía.

¿Qué hay mejor en esta vida?

¿Libertad? ¿Autonomía?
¡Buah! ¡Menuda tontería!

Dominar un arte

Para dominar cualquier arte se necesita:

    Disciplina
    Concentración
    Paciencia
    Interés

Creo que debemos tomarnos la vida como un arte a dominar, solo así podremos vivirla plenamente.

Amor-motor

Cuando dos personas se sienten atraídas, se acercan la una a la otra de una forma inusual, permitiendo una cercanía física y emocional que no tenemos habitualmente. Caen entonces las barreras que nos separan de los demás y sentimos la emoción de conocer, de descubrir, y conquistar a la otra persona, dejando a su vez que esta nos conozca.
Esta súbita intimidad y acercamiento nos hacen sentir muy unidos y decimos que estamos enamorados. Sin embargo, esta euforia inicial se pasa cuando ya hemos conocido a la otra persona, cuando ya hemos derribado todas las barreras físicas superficiales.

Nos podemos sentir entonces decepcionados, hastiados, y si la atracción inicial estaba impulsada únicamente por un deseo sexual, los dos desconocidos, seguirán estando tan separados como lo estaban antes de conocerse. Pensamos entonces que el amor se ha acabado, pero en realidad lo que ocurre es que nunca ha habido amor.

Para que esto no ocurra, esa atracción que nos une debe estar impulsada por un amor fraternal, de igual a igual, hacia la otra persona, y no por un deseo puramente sexual de unión física. Siendo así, el deseo sexual vendrá como una consecuencia del amor y estará lleno de ternura y carente de avidez. No se trata de conquistar ni dejar que nos conquisten, sino de compartir.

Si lo logramos, esto nos llevará a un conocimiento más profundo de la otra persona y de uno mismo a través del amor, nos hará crecer y evolucionar de forma que jamás dejemos de experimentar y conocer la infinitud de la otra persona y de nosotros mismos. El verdadero amor no se agota nunca, porque nunca se está quieto, nos transforma e impulsa constantemente.



De forma compartida

Cayeron como un velo las barreras
que todos tenemos alrededor,
esas que nos separan de la tierra
aislándonos del mundo exterior.

Pero empezamos hablando, tranquilos
y enseguida supimos
que entre nosotros dos
esos muros jamás han existido.

Vamos abriendo el alma sin temor,
mostrando nuestro ser, nuestro interior,
compartiendo los sueños e ilusión,
siendo uno donde antes eran dos.

Y juntos crecemos día a día,
crecen las ideas y el corazón,
porque vivir la vida compartida
nos hace a cada uno ser mejor.

Quiero verte

Echo de menos tu mirada
limpia y transparente,
una puerta abierta, despejada,
hacia tu mente.

Quiero verte.

Echo de menos cada día
tus palabras impulsivas,
tus saltitos de alegría,
tus preguntas incisivas,
tus ideas peregrinas,
tus miedos y el que me los cuentes.

Quiero verte.

Echo de menos cada hora
los besos que me robas,
tu alma soñadora,
tus sonrisas frecuentes.

Quiero verte.