Pisando en el vacío, hacia arriba

Buscando caminos para avanzar,
desando los pasos que un día dieron
esas partes de mí que ya murieron,
pues solo en sus hombros me puedo alzar
irguiéndome en puntas para alcanzar
alturas a las que hoy aún no llego,
que impulsan mi ser hasta alzar el vuelo
en ansia perpetua por mejorar.
Y es sólo entonces, cuando pierdo pie,
que nacen las fuerzas que no tenía,
aquellas que impulsan todo mi ser,
                                      hacia arriba.
Abriéndome paso, aún sin ver,
a un mundo que ya ciego, intuía.



Sinfonía creadora

Resuena en ímpetu creador
la llamada de los elementales
apelando a crecer, a ser mejor,
a percibir que somos inmortales.

Y es el reclamo constante de esa voz
el que forma las plantas y animales,
el que crea las rocas y cristales,
impregnando el mundo en su calor.

Pulso eterno que conforma la vida,
dando un marco a la tierra en su canción,
estructura de infinita armonía,
que se trenza, tejiendo su patrón.

El fluir de tu hermosa melodía
es la savia que mueve el corazón.


Prendida del cielo

Sintiendo lo etéreo vibrar en el aire
me dejo guiar por todo y por nadie.
Cada palabra que quedo pronuncias
abre una puerta callada que anuncia
en qué dirección yo puedo flotar
siguiendo los ecos que forman el mar.
En blanco silencio, escucho prendida
del cielo, por dónde fluye la vida
y un viento me lleva en rauda espiral
al centro vacío de todo crear.




La flor

Desde la periferia del universo,
desde los confines de lo inmenso,
en profundos azules insondables,
donde nacen estrellas que pueblan mares.

Llegan al mundo fuerzas vitales,
fuentes de eternos manantiales,
que impulsan la vida desde dentro
creando en la flor, su centro.

Sin saberlo ella crece,
erguida su presencia,
y es toda la existencia
la que en sus pétalos, resplandece.




Silfos

Chispeantes meteoritos
que se esfuman al mirarlos,
cual brillantes angelitos,
atraviesan sin tocarnos.

Impregnando un cuerpo vivo
en el alma de las cosas
van tranzando su destino,
forjadoras silenciosas.



Anchos los trigales

Reposa el azul intenso
de los cielos estivales
cubriendo el pacer inmenso
de los campos de trigales.

Anchos son los mares
de tierras y amarillos,
pastos inmortales
donde juegan los chiquillos.



Camina

Camina despacio, sin prisa
que el mundo te espera y la vida
contigo se une y camina.

Avanza sin pesos, sin penas,
soltando la carga que llevas,
que atrás con tus pasos se queda.

Camina, que es una aventura
la senda que hoy ves tan oscura,
camina, que nada perdura.




Destino

No soy sombra que te espera
al vagar por la ribera,
no soy yo esa brisa nueva
que se anuncia y nunca llega,
no soy grito inconsistente,
no soy flor de primavera,
soy la estela permanente
que al pasar los siglos queda,
soy la forma en ti latente
que te empuja y te moldea.



Nada se aloja en la nada

Nada se aloja en la nada,
nada que empuja y vacía,
fuerza ni muerta ni viva,
en el fluir olvidada.

Tras el abismo se esconde,
feroz, agazapada,
la vacua falla sin nombre
que todo en sí se traga.

Densa se extiende su niebla,
etérea, deshilachada,
voz silenciosa que puebla
el todo con la nada.



En el centro

De aire son hoy mis huesos,
como es de aire mi pensamiento,
soy todo vientos espesos
que se revuelven cada momento,
y yo me alzo sin miedo
me yergo firme en mi propio centro,
pues soy yo mismo quien vuelo
y quien escucho desde mi adentro.



Forjando mi nueva forma

En largos caminos brilla
la luz que mi ser transforma
y toda firmeza torna
en tan singular semilla
que crece y a mí retorna,
pues todo actuar moral
trasciende la muerta norma,
fluyendo en fuerza vital
que forja mi nueva forma.



Me pierdo para hallarme

Despliega, ¡oh veloz aventurera!
las alas que te llevan por la vida
y siente bajo ellas cada día
la dicha de esta verde primavera,
que cada año empieza y se renueva,
preñada de semillas y alegría,
logrando que esta inquieta alma mía
se disuelva en el mundo que la lleva.

Es así que me pierdo para hallarme
en la luz y el calor de mis sentidos,
extendiendo mi ser hasta olvidarme…
Y en estando mi yo, solo y perdido,
tan solo mi pensar puede guiarme,
devolviéndome a un cuerpo renacido.



Nada queda

Canta pequeño,
que la vida vuela,
vive tus sueños,
porque nada queda.

Busca y escucha,
que quien hoy se aferra,
acumula y lucha...
nada al fin se lleva.



Carcajada

Brincando entre hojas
que revolotean,
mi ser se despoja
y libre se eleva.
Sin par carcajada,
limpia y cristalina,
que llena la nada
y todo ilumina.



Al servicio

Me pongo al servicio
de un bien superior,
proyecto que inicio
con duda y temor.

En cada resquicio
mi sangre y sudor,
ganando prestigio
a base de amor.

Soñando que un día
consiga arrancar,
hoy busco una vía
por dónde avanzar.

Eterna alegría
me impulsa a lograr
llenarlo de vida,
ser faro de paz.


Biografía del silencio

En el jardín de la maravilla
mi fiel conciencia despierta brilla
iluminando las vastedades
de mis dominios y soledades.
Y son tan amplias praderas,
que trascienden las edades,
uniendo cielos y tierras
con las llamas de mis mares.

Mas yo sigo la vereda
que me muestran mis andares,
porque sé que el alma lleva
en silencio cuanto sabe.



Renacer

Debo morir
para nacer,
soltar, rendir,
mi propio ser,
metamorfosis del ceder,
que empaña cada anochecer,
caigo pesado en los abismos
de las tinieblas sin saber,
que aunque cambiado, soy yo mismo,
el que comienza a comprender,
el que avanza sin dudar
camino a un nuevo amanecer,
el que puede iluminar
la senda que he de recorrer.



Iglesia de Santiago (Turégano)

Bajo el límpido cielo
de las tardes de mayo,
con su impar claqueteo
habita el campanario.

Solitaria cigüeña
que abandona su nido
sobre un pueblo que sueña,
entre muerto y dormido.

Alimenta el pilón
el murmullo de un río
anunciando el calor
de las noches de estío.

Dos cipreses custodian
un Santiago a caballo,
fiel guardián de la memoria,
año, tras año.



Incipiente primavera

Luce el sol entre las ramas,
incipiente primavera,
rumor de un río que mana,
cae la tarde en la chopera.



Simpatía/antipatía

Rítmico alternar
que en mi alma se sucede,
sueño y despertar
que me enseña, que me mueve.

Guío mi mirar
dentro y fuera a cuanto ocurre,
buscando la verdad,
que vive entre rojos y azules.

Y así observo tras tu piel
esa luz que te alimenta,
la que te hace ser,
la que te despierta.

Sabiéndote otro,
eres parte de mí,
pues es tan solo en nosotros
que el mundo puede vivir.


Yo no soy quien camina

Yo no soy quien camina
por senderos prefijados,
quien descubre en cada esquina
nuevos mundos olvidados.
No soy quien vive esta vida,
no soy quien te da la mano.

Soy quien de arriba mira
decidiendo el trazado,
yo soy el que nunca olvida,
los paisajes ya velados,
quien aprende cada día
quien te ama como hermano.



El camino del Grial

Buscando un sueño
que nunca llega
mis pies me llevan
allá donde terminan las fronteras.

Avanzo lento
por un camino
tan solo mío
siendo hoy ya por todos conocido.

Y pronto veo
que a cada paso
por dentro abrazo
los dobles que me empujan al retraso.

Un día llego
al fin del suelo
un mundo nuevo
me lanzo en su fluir alzando el vuelo.

En él prendido
por fin percibo
que hay mil caminos
abriéndose doquiera que ahora miro.

Escucho y callo
un blanco gallo
me muestra los senderos que en mí hallo.

Y voy al centro
del cáliz dentro
espacio que se abre en el encuentro.





Inteligencia artificial frente a inteligencia cósmica

Ante la fría piel
que cubre la última tecnología,
ante el avance cruel
del limpio metal frente a la vida,
ante la etérea red
que une y secciona y nos cautiva.

Abre el espacio que habita
en las honduras del ser,
tiende tus lazos e invita
a quien te quiera conocer,
muestra tu alma desnuda,
que nada debes temer,
siente la fuerza que muda
y se renueva cada vez.




La piedra

Fluyo cual río por los costados
de esta roca hoy dormida,
deconstruyendo los cortes dados,
voy sanando las heridas.

Escuchando con mis manos
la vida bullente que ella encierra,
voy hallando a mis hermanos
palpitando al ritmo de la tierra.



Encuentros humanos

En esta casa que erigimos,
de silencios saturada,
se despierta lo más vivo
que en nosotros descansaba.

Descifrando los motivos
que traslucen tu mirada,
te conozco y soy movido
por tu palabra sosegada.

Permitiendo que en el centro
nazca nueva, inesperada,
va emergiendo de este encuentro
la verdad del alma humana.




Cuando la piel se resquebraja

Cuando la piel se resquebraja
mostrando un sol en su interior,
y ves el alma sin mortaja,
brillante, atémporo motor.

Tiemblan los átomos que encajan
formando un cuerpo alrededor,
porque se saben la más baja
fase en la eterna evolución.

Y descubierto, el ser destella,
radiando al mundo su calor,
no existe una entidad más bella,
pues es su esencia puro amor.

Despierta entonces la consciencia
de ser igual en condición,
es la razón de la existencia
entrelazar el corazón.



Materia y espíritu

Desde los tejados
de la gran ciudad
miro ambos lados
de la realidad.

Uno denso, enorme,
heredad dormida,
otro etéreo, informe,
que le da la vida.

Uno con los ojos
de mi rostro veo,
otro que en mí acojo
y entre líneas leo.

Trato de ligarlos,
comprender su esencia,
hoy sé que entre ambos
baila la existencia.



Ayer cuando dormías

Ayer cuando dormías
te vi bajo la higuera,
soñando con la vida
que aún no era.

En negra noche cósmica
forjaste tu destino,
entrando a esta órbita
dormiste en el olvido.



Las puertas del Leteo

Se abren las puertas
del río Leteo,
aún no estoy muerta,
mas veo.

Sublime calor
que irradio y me invade,
pues es el amor
la llave.




A diez manos

Me abro despacio
con leves caricias
creando el espacio
para algo que inicia.
Percibo sin velo
tu áurea figura
y surge al momento
sin par sentimiento
que todo lo muda,
recorren mi adentro
tus yemas desnudas
tocando mi centro
que tiembla al contacto
y nace en el acto
un lazo divino,
cadena que expresa
que es todo belleza
el ser al que miro.