Buscando
volar
la
vida se va,
se
pierde en la nada,
se
vuelve calmada.
Hoy
sueño que aprendo
y
miro hacia arriba,
mas
ya no comprendo
qué
fue de mis alas.
Se
fueron un día,
deshechas,
perdidas,
quedé
despojada,
fui
solo humana.
Y
estando vacía,
hoy
vuelvo a saltar,
sin
suelo, sin guía,
aprendo
de nuevo,
avanzo y vuelo.
Buscando volar
Abrir las puertas del cielo
Arde
en mi alma un deseo
más
poderoso que el fuego:
abrir
las puertas del cielo,
cruzar
su arco de nuevo.
No
existe duda ni miedo,
tiemblo
y me doy por entero.
En
lo más profundo de la materia
firme
mi ancla yo entierro
para
amarrar mi sostén sobre ella
cuando
me suelto. Y vuelo.
Y si la noche se enciende
Búscame
donde las nubes se extienden
y la sombra no alcanza,
Búscame
bajo las luces doradas
que preceden al alba,
Búscame
donde las horas se pierden
entre duendes y hadas,
Búscame
junto a las gentes que entienden
el instante y la nada,
Búscame
cuando el ahora pretende
ser mejor que el mañana,
Búscame
y si la noche se enciende
estaré preparada,
Entre mis páginas duermo
Entre mis páginas duermo
la vida
y
a ellas siempre vuelvo,
despierta
o dormida,
porque
el olvido y el recuerdo
son mentira,
pero
en ellos envuelvo
mi poesía.
Todo y nada
Dónde vuelan las batallas
que
no luchamos,
dónde
escuchan, dónde callan,
esperando
a que volvamos.
Dónde
campan los silencios
que
no buscamos,
dónde
esperan a que el tiempo
se
nos vaya entre las manos,
que se escurra,
se
deshaga,
y
al final de la mañana,
esperamos
a
que ocurra
todo
y nada.
El tiempo
Suavemente
se desliza
como
el viento entre las hojas,
suavemente,
que no hay prisa,
y
su beso ni nos toca,
es
más leve que la brisa,
más
ligero que la rosa,
pero
envuelve y acaricia,
lentamente
él se posa.
No
lo ves al caminar,
no
percibes hoy su roce,
pero
el día llegará
en
que no te reconoces,
pues
su capa oculta ya
todo
daño, todo goce.
Danza el atardecer
En
la sutil danza de color
de
las cambiantes figuras,
donde
el dorado pierde su fulgor
y
trasluce sombras mudas,
allí
te espero, mi amor,
donde
dos vidas se saludan.
Será
tuyo el silencio de mi voz
y
todo lo que lleva,
tuyo
lo eterno en mi interior
y
cuanto traiga mi piel nueva.
Amanece en Tudela
En
los días de sol,
cuando
el mundo me espera,
me
detengo a observar,
lo
que fue, lo que era.
Y
en las sombras marchitas
del
pasado que queda,
voy
dejando que las cigarras
mezan
mi duermevela.
En
mis sueños, muy de mañana,
la
vida se desvela,
suena
una tren en las vías,
amanece
en Tudela.
Aroma que acaricia
Seremos ella
Donde
el mundo ya se olvida
de
las sombras que guardamos,
donde
todo es luz y vida,
allá,
amigo, recordamos
los
senderos que hoy en día,
ciegos,
sin rumbo andamos,
porque
todo allí nos guía,
aunque
aún no lo sepamos.
Y
cuando al fin veamos
la
brillante estrella,
caminaremos
de la mano,
seremos
ella.