En
la sutil danza de color
de
las cambiantes figuras,
donde
el dorado pierde su fulgor
y
trasluce sombras mudas,
allí
te espero, mi amor,
donde
dos vidas se saludan.
Será
tuyo el silencio de mi voz
y
todo lo que lleva,
tuyo
lo eterno en mi interior
y
cuanto traiga mi piel nueva.
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