Suavemente
se desliza
como
el viento entre las hojas,
suavemente,
que no hay prisa,
y
su beso ni nos toca,
es
más leve que la brisa,
más
ligero que la rosa,
pero
envuelve y acaricia,
lentamente
él se posa.
No
lo ves al caminar,
no
percibes hoy su roce,
pero
el día llegará
en
que no te reconoces,
pues
su capa oculta ya
todo
daño, todo goce.
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