Arde
en mi alma un deseo
más
poderoso que el fuego:
abrir
las puertas del cielo,
cruzar
su arco de nuevo.
No
existe duda ni miedo,
tiemblo
y me doy por entero.
En
lo más profundo de la materia
firme
mi ancla yo entierro
para
amarrar mi sostén sobre ella
cuando
me suelto. Y vuelo.
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