Observando el vacío

En el tiempo robado
que nace, entre los minutos
donde quedo parado
y quieto, recojo los frutos
que el futuro ha plantado
tan hondo, que aún no han brotado.

Espero en ese espacio
que crece, con cada mirada
yo lo observo despacio,
con fuerza siempre renovada
y al ser iluminada
renace, el todo en la nada.


Escuchando las palabras

Voy tejiendo sin sentido
las palabras que hoy admiro
escuchando sus matices
fortalezas y deslices,
en su adentro me retiro
mientras voy haciendo mío
el vaivén de su sonido
en que pronto me deshago
y entre líneas desvelado
hoy descubro los motivos
que me empujan a otro lado
donde el habla es lo vivo.



Escombros

Entre mis límites palpando
esos gestos que no comprendo,
sobre sus bordes dibujando,
aprendo.

De los rincones de mi alma
donde descansan los escombros
y al acogerlos, algo cambia,
los nombro.

Despliegan entonces sus alas,
sus piedras que son tan mías,
y al verme en ellos reflejada
se iluminan.





Bajo el agua soy creada

Bajo el agua que brinca en alegre cascada
me sumerjo en silencio y salgo cambiada,
constante corriente que arrastra consigo
las ropas que siempre me han vestido.
Me voy poco a poco despojando
de mis eternas envolturas,
en sus aguas voy dejando
mis viejas vestiduras.
Buceo desnuda,
libre del cuerpo,
alma pura

sin tiempo.

Y es entonces,
cuando no soy nada,
que algo en mí se rompe,
comienzo a ser creada.


Abrirme a lo extraño

Hoy cayeron los muros
que me contenían,
hoy me muestro desnudo
digan lo que digan.
Hoy mi alma laceran
palabras sin vida
que en sus rasguños crean
nuevas y hondas vías.
A su través me llega
el ser de los otros
permitiendo que vea
el yo en nosotros.
Y no importa que duela
sé que es necesario
abrirme para que pueda
entrar en mí lo extraño.



La belleza del ideal


Busco un crear que vuele
por encima de las cosas,
busco y al buscar me duele,
porque nunca es tan hermosa
la realidad
como la idea que hay detrás.




A veinte metros del suelo


Lentamente voy rozando
de los árboles las copas,
por el aire caminando
mis dedos apenas tocan
hojas que al viento vuelan,
me elevan,
                        me dislocan.

Y yo paseo
a veinte metros del suelo,
en calma veo
mi cuerpo desde la altura,
suave desciendo de nuevo,
vuelvo a ser una.