Cajita de cristal

Tiro, grito, forcejeo,
romperé mi jaula de cristal,
miro fuera y solo veo
tiempo, espacio, libertad.

Pequeño, sofocante, helador,
mi prisión, mi caja, está vacía
no hay pensar, no hay ingenio, no hay vida,
una caja no entiende de poesía.

Mas cómo ser capaz de romper
un cajón tan pequeño, tan niño,
como salir para no volver
sin dañarlo, pues le tengo cariño.

¿Cómo?

Una lágrima

Cuando se ha apagado el sol
y ya no da calor,
entre lágrimas ajenas,
entre comas y alcohol,
danzan las gotas
de una lluvia interior
que te moja,
               que te cala
                         el corazón.
Y mientras unos duermen,
                   y otros sueñan,
una lágrima cautiva
del tamaño de un poema
que jamás será cantado
resbala en tu mejilla
pálida por un rostro rasgado.

Una mirada

Entre el tumulto,
                 entre las sombras.
Ruido, barullo,
                 ecos de gente.
Un solo gesto
detiene el tiempo,
en un instante
caben minutos,
pasan horas,
                cambia mi mundo
                y nuestras almas
                           son una sola.
Es un relámpago
un estallido,
no hay nadie más,
no existe el ruido,
                           y después
tú sigues tu camino.

Busco

Bajo un sol
que no me quema
voy buscando algo mejor
de lo que soy,
una fuerza,
un tifón,
que me arranque
el corazón
(que desgarre
mi razón)
y lo expanda,
entre las gentes
busco un pensar diferente
que obligue a mi mente
a pensar, a ser mejor.
Visionario,
soñador.

Un Poeta, un filósofo
un artista, un sabio, un loco.

Busco un alma
que comprenda
mi interior
Busco un espejo,
un joven viejo,
busco alguien que busque
con el corazón.

Un poeta, un filósofo,
un artista, un sabio, un loco.

Busco un ser
que no es humano,
algo más
que un mortal.
busco un dios,
un mito,
un saber infinito.
Busco a quien comprenda
lo que busco.

Un Poeta, un filósofo
un artista, un sabio, un loco.
Un poeta, un filósofo
un artista, un sabio... un loco.

Ideales

Cree la pequeña rosa
que con sus cuatro espinas
puede enfrentarse al mundo
y salir victoriosa.

Busca ideales
entre almas
que son mortales.
¿Aún no sabe
que sus sueños
no son reales?

Y sin embargo es su ilusión
la que mueve cielo y tierra,
la que busca,
                     crece
                                y crea,
sentimiento que embriaga,
                          que marea.

Busca tu ideal
alma soñadora
de un ser perfecto,
pero no desdeñes
a quien es mortal,
pues en este mundo
es todo cuanto vas a hallar.

Eres tú
como un espejo
donde veo
mi reflejo.
Temo por ti,
pues sé de antemano
que has de sufrir,
tu ilusión no me es nueva.
Mas no ceses
                 en tu empeño,
lucha duro
                 por tu sueño,
y algún día
habrá merecido la pena.

El arte

El arte es el viento
que sopla el alma
               desde dentro
y la expande
      y la cura
             y la entiende
                    y la hace ser una
                      con el universo.
Y así,
            cuando sale de ti,
tu alma,
             que ya no es tuya
toca la esencia de la vida
y se funde
           con la tierra
y se olvida
          de quien eres,
y es todo tu ser,
          pero no eres tú
el que se estremece
ante la desnuda inmensidad
                           del vacío.



Patino

Vuelo entre mundos
de oscuro metal,
de calles sin nombre,
sin barcos ni mar.
Vuelo entre gentes
que vienen y van
cortando el aire
de la gran ciudad.
Vuelo por que no puedo
no volar,
porque no quiere mi alma
descansar en paz,
porque tengo un corazón
que no se conforma sin más,
porque mi mente pide a gritos
un estímulo más,
porque yo necesito
alguien que sepa pensar
alguien con quien hablar.
No esos mudos charlatanes
que hablan y hablan sin cesar,
no más palabras vacías
que el viento se llevó
antes de pronunciar,
no más personas dormidas
sin arte en el corazón.

Papel quemado

La vida
es una hoja de papel
que se va consumiendo,
agotando,
quemando,
como las brasas que arden
y forman cenizas,
y no se sabe
cuando terminan las brasas
y cuando empiezan las cenizas,
y nadie sabe dónde empieza uno mismo
y dónde termina el ruido de la multitud.

Pero de repente: ya no hay fuego.
Y no sabes si eras tu el que ardía
o era el resplandor ciego
de una llama lejana
el que calentaba tu corazón,
sólo sabes que el mundo
ha dejado de girar.
Y te vuelves
y preguntas
y no entiendes
y buscas
y no te das cuenta
de que te vas agotando,
de que te estás quemando,
hasta que ya es tarde
y de tu vida
sólo quedan recuerdos,
y de la hoja
tan solo sobran
negras cenizas
que el viento se lleva.
Pero tú no tienes esa suerte
y no vuelas, y te quedas,
y aun no sabes
si tú ardes
o es el recuerdo
de una llama apagada.

Reflejo en el cristal

Viajo entre sombras
que avanzan contra mí,
ruido de lluvia
golpeando en el cristal
y un sordo dolor
que debo aguantar.
Viajo entre almas
que no habitan este mundo
y entre sus sueños
yo me pierdo,
me hundo.
Sueños dormidos.
Fango de almas.
Ruido de lluvia.
Y un reflejo en el cristal.
Todos llegaremos
al mismo lugar.

Feliz Navidad

Nochebuena, Navidad
villancicos y champagne,
               una sombra, casi un hombre
               se escurre entre la muchedumbre.
Cien abrigos de visón
dos mil sombreros de copa
buscan regalos de última hora.
               Negra mano, escuálido brazo,
               roba las sobras de algún plato.
Mira de lejos las luces
de ese mundo tan suyo
que hoy no conoce.
Ruido, barullo...
               se asusta,
               se encoge.
En el olvidado callejón
sus ojos solo brillan.
Bajo el polvo y el barro
de noches sin sueño,
de años sin hogar,
se esconde el rostro de un niño
que nunca aprendió a jugar.
Unas piernas famélicas
acurrucadas en el suelo
tiritan de frío.
Sus ojos negros,
como la noche
de las calles donde se esconde,
hablan de una edad
mayor de lo que corresponde.

Entre diarios
de meses pasados
acuna un paquete
que tiene manos:
manos pequeñas,
llenas de vida,
que piden a gritos
fuego y comida.
Sólo un chupete
y sobras de pavo
para este “paquete”,
para este “bulto”,
que es su hermano.
Sus tristes ojos de adulto
miran la ciudad
y se desea a sí mismo:
“Feliz Navidad”