La seguridad del rebaño

Masas que se mueven sin pensar
sin saber a dónde van,
rebaños de sumisos corderos
camino directo al matadero.

Agachando la cabeza
ante un poder superior
adquirimos la certeza
de ser parte del montón.

Gracias. ¡Qué liberación!

Cómo es capáz esa negra oveja
de desafiar la autoridad.
No esperará llegar a vieja
viviendo y pensando en soledad.

Que locura. ¡Qué temeridad!

A saber dónde le llevará
su propia iniciativa.
Dejémosla, que ya está perdida,
sigamos juntas a nuestro guía.

¿Qué hay mejor en esta vida?

¿Libertad? ¿Autonomía?
¡Buah! ¡Menuda tontería!

Dominar un arte

Para dominar cualquier arte se necesita:

    Disciplina
    Concentración
    Paciencia
    Interés

Creo que debemos tomarnos la vida como un arte a dominar, solo así podremos vivirla plenamente.

Amor-motor

Cuando dos personas se sienten atraídas, se acercan la una a la otra de una forma inusual, permitiendo una cercanía física y emocional que no tenemos habitualmente. Caen entonces las barreras que nos separan de los demás y sentimos la emoción de conocer, de descubrir, y conquistar a la otra persona, dejando a su vez que esta nos conozca.
Esta súbita intimidad y acercamiento nos hacen sentir muy unidos y decimos que estamos enamorados. Sin embargo, esta euforia inicial se pasa cuando ya hemos conocido a la otra persona, cuando ya hemos derribado todas las barreras físicas superficiales.

Nos podemos sentir entonces decepcionados, hastiados, y si la atracción inicial estaba impulsada únicamente por un deseo sexual, los dos desconocidos, seguirán estando tan separados como lo estaban antes de conocerse. Pensamos entonces que el amor se ha acabado, pero en realidad lo que ocurre es que nunca ha habido amor.

Para que esto no ocurra, esa atracción que nos une debe estar impulsada por un amor fraternal, de igual a igual, hacia la otra persona, y no por un deseo puramente sexual de unión física. Siendo así, el deseo sexual vendrá como una consecuencia del amor y estará lleno de ternura y carente de avidez. No se trata de conquistar ni dejar que nos conquisten, sino de compartir.

Si lo logramos, esto nos llevará a un conocimiento más profundo de la otra persona y de uno mismo a través del amor, nos hará crecer y evolucionar de forma que jamás dejemos de experimentar y conocer la infinitud de la otra persona y de nosotros mismos. El verdadero amor no se agota nunca, porque nunca se está quieto, nos transforma e impulsa constantemente.



De forma compartida

Cayeron como un velo las barreras
que todos tenemos alrededor,
esas que nos separan de la tierra
aislándonos del mundo exterior.

Pero empezamos hablando, tranquilos
y enseguida supimos
que entre nosotros dos
esos muros jamás han existido.

Vamos abriendo el alma sin temor,
mostrando nuestro ser, nuestro interior,
compartiendo los sueños e ilusión,
siendo uno donde antes eran dos.

Y juntos crecemos día a día,
crecen las ideas y el corazón,
porque vivir la vida compartida
nos hace a cada uno ser mejor.

Quiero verte

Echo de menos tu mirada
limpia y transparente,
una puerta abierta, despejada,
hacia tu mente.

Quiero verte.

Echo de menos cada día
tus palabras impulsivas,
tus saltitos de alegría,
tus preguntas incisivas,
tus ideas peregrinas,
tus miedos y el que me los cuentes.

Quiero verte.

Echo de menos cada hora
los besos que me robas,
tu alma soñadora,
tus sonrisas frecuentes.

Quiero verte.

Tus palabras

Llegan alto tus palabras,
como pájaros volando,
salen del fondo del alma
y desnudas van llenando
nuestro cielo con sus alas.
Y yo las veo, tan lejanas,
lentamente van bajando,
en mi mente van posando
tus ideas desgranadas.
Y en este corazón
con los años ya oxidado,
van limpiando telarañas
tus palabras susurradas.
Soplando cada rincón,
rozando cada cornisa,
así llegan tus palabras
a mi, como fresca brisa,
como luz en la mañana,
que alumbra mi mirada,
dibujando una sonrisa
en esta boca callada.

Se acabó

Se acabó,
cerraste la puerta,
dijiste adiós
y mi voz
se quebró.
Estoy muerta.

Mis ojos son un mar
que me impiden ver con claridad,
no sé dónde estarás
ni ahora qué vendrá.

Habría recorrido el mundo
buscando una flor extinguida
por sentir tu mano
junto a la mía.
Pero ha acabado
y en tu recuerdo me hundo,
estoy perdida.

Habría recorrido el universo
buscando un planeta inexistente
tan solo por ver tus ojos
mirándome de frente.
Puede que sea un loco
buscándote en un verso
como un demente.

Creo que no sé
vivir sin verte
en cada esquina,
en cada puente,
pero aprenderé
seré valiente.
Sigue la vida,
nada dura,
pero yo sin duda,
te querré
...por siempre.

Lo hacemos tan dificil

Yo no sé cómo expresar lo que siento,
solo sé que me robas el aliento,
el alma, el llanto y hasta el pensamiento.
Sentada a oscuras en mi habitación,
pensando en lo que sientes y no dices,
sigo esperando tu contestación,
esperando para ser felices.
Por qué hacemos difícil el amor,
por qué simplemente no nos abrimos
mostrando al otro nuestro corazón.
Por qué continuamente nos herimos
si yo quiero para ti lo mejor.

El miedo

El miedo es como una hiedra que va creciendo sin que te des cuenta y cuando miras hacia abajo, te ha atrapado los pies. Te paraliza, no te deja acercarte al peligro, te impide vivir tu vida. Y se excusa diciendo que es por tu bien, por ahorrarte dolor, cuando lo único de lo que te está salvando es de vivir.

La única forma de luchar contra él… es empezar a andar, avanzar, lanzarte, zambullirte de lleno en aquello que lo alimenta. Hasta que esa hierba sibilina no tenga dónde agarrarse y puedas correr libremente. Tal vez te caigas, tal vez duela… pero al menos habrás vivido, y eso siempre habrá merecido la pena.