En los días grises

Qué será de la muerte
            en los días grises,
cuando a nadie le importe
cruzar del otro lado,
cuando el viento inerte
no empuje más,
              quede parado.




El tacto de la luz

     Volando en las alas
     de días perdidos
     descubro miradas
               que jamás han existido.
     Aquellas que anhelan
     tocar con sus dedos
     las luces que juegan,
que enredan,
     los caminos
     que nunca vemos.



Verdades que se visten de suspiro

Perdidos en la sombra       del bosque
se agazapan los sueños        que fueron
rumiando los recuerdos        de noches
que nombran          mas no vieron.
 
Fantasmas irreales          que bailan
al son de las canciones         sin sonido
buscando ser mejores        se callan
verdades       que se visten de suspiro.




Al hacerse invisible

Porque al hacerse invisible
               no desaparece.
Porque al soltar tus viejos miembros,
    crece
                             y nos llena,
                                                  puede volar
y en esta vida nueva
revisar,
                 los días que se han ido
y aquellos,
                      que se han perdido.





Olvidando los nombres

Por dónde pueden verse
las horas que se fueron,
por dónde van dejando
la vida que un día vieron.
 
Sin mar donde esconderse
se alza mi velero,
sin rumbo navegando,
soltando los aperos.
 
Quién osa detenerse
al borde del sendero,
quién es mientras va olvidando
los nombres que un día fueron.





A la orilla de otro mundo

A la orilla de otro mundo
los caminos se deshacen,
se diluyen y renacen.
Tras el velo que hoy nos nubla,
tras la densa niebla inunda
cada poro de mi alma
ese vértigo inconstante
ante el abismo que nos espera
en la eterna y siempre nueva
realidad de cada noche.
Se apodera de mis sueños,
de mi cuerpo y mis reproches,
de mi anhelo y se hace dueño
de un latir que no conoce
la vida más allá
de este último vuelo,
y al no saber volar
soy solamente, suelo.




Tiempo prestado

Porque el tiempo siempre es prestado
      y no admite dilaciones,
porque cada verso acabado
              es un clavo
que fija y deja anclado,
que mata las variaciones.
Hoy escribo entre ríos
que avanzan en mil direcciones,
hoy desato los cabos
          y miro
donde me llevan, libres,
                mis canciones.




Vuela niño perdido

 
     Vuela niño perdido
que te atrapa el tiempo,
       vuela y busca el sentido
de tu propio cuento.
            Vuela con Campanilla
          y grita: "Creo en las hadas"
   vuela, que la vida es sencilla
cuando aún no está empezada.



Las ventanas del mundo

   A través de mis ventanas
                                                             miro
y en sus marcos y cristales
                                                       percibo
 lo que está más allá
                                    de mis sentidos.
   En el roce sensual
                              con el mundo
    palpo las grietas
                          que explotan
     con mil colores
                      en mi boca
      y al sentir su aroma
               dividirse en mi centro
       vuelvo desde fuera
            y al volver me encuentro
       mis ventanas cristalinas
         ya nunca más dormidas
        y en ellas, yo me adentro.





En los ojos asoma el alma

En los ojos asoma el alma,
en sus negros y azules
sus pecados,
       sus virtudes.
Me sumerjo en la calma
de sus hondos lagos
y en lo más profundo
                            logro verme
del otro lado,
sobre mí se vuelven,
brillantes de emociones,
y al mirar me fundo
con sus verdes,
               sus marrones.
En los ojos asoma el alma
y en el alma...
         mis canciones.