Pulsa la cuerda de mi alma
un suave viento alrededor
que
me atraviesa la espalda
impregnando
su calor.
Y
en mi adentro caldeado
surge
un fuego crepitante
que
irradia hacia todos lados
llegando
a lo más distante.
Al
vibrar con nota clara
ya
no hay piel, se desdibuja
la
línea que me separa
d el
aire que me empuja.