Encuentros
fortuitos, insospechados,
que brotan al
borde de la vereda
en esos momentos
que nadie espera
y cambian el
rumbo que había fijado.
Hoy veo el
camino que aún no he andado
y no existe mal
que desviarme pueda,
pues es el
destino el que me lleva
al calor del
grupo que aquí he encontrado.
Abriendo cerrojos
que nunca vi,
aprendiendo a
pensar ideas nuevas,
mirando a los
ojos de un ser afín,
en ti reconozco
cuanto hay en mí,
comprendo mi vida
por vez primera,
libero mi alma, que nunca muera.