Amor-motor

Cuando dos personas se sienten atraídas, se acercan la una a la otra de una forma inusual, permitiendo una cercanía física y emocional que no tenemos habitualmente. Caen entonces las barreras que nos separan de los demás y sentimos la emoción de conocer, de descubrir, y conquistar a la otra persona, dejando a su vez que esta nos conozca.
Esta súbita intimidad y acercamiento nos hacen sentir muy unidos y decimos que estamos enamorados. Sin embargo, esta euforia inicial se pasa cuando ya hemos conocido a la otra persona, cuando ya hemos derribado todas las barreras físicas superficiales.

Nos podemos sentir entonces decepcionados, hastiados, y si la atracción inicial estaba impulsada únicamente por un deseo sexual, los dos desconocidos, seguirán estando tan separados como lo estaban antes de conocerse. Pensamos entonces que el amor se ha acabado, pero en realidad lo que ocurre es que nunca ha habido amor.

Para que esto no ocurra, esa atracción que nos une debe estar impulsada por un amor fraternal, de igual a igual, hacia la otra persona, y no por un deseo puramente sexual de unión física. Siendo así, el deseo sexual vendrá como una consecuencia del amor y estará lleno de ternura y carente de avidez. No se trata de conquistar ni dejar que nos conquisten, sino de compartir.

Si lo logramos, esto nos llevará a un conocimiento más profundo de la otra persona y de uno mismo a través del amor, nos hará crecer y evolucionar de forma que jamás dejemos de experimentar y conocer la infinitud de la otra persona y de nosotros mismos. El verdadero amor no se agota nunca, porque nunca se está quieto, nos transforma e impulsa constantemente.



De forma compartida

Cayeron como un velo las barreras
que todos tenemos alrededor,
esas que nos separan de la tierra
aislándonos del mundo exterior.

Pero empezamos hablando, tranquilos
y enseguida supimos
que entre nosotros dos
esos muros jamás han existido.

Vamos abriendo el alma sin temor,
mostrando nuestro ser, nuestro interior,
compartiendo los sueños e ilusión,
siendo uno donde antes eran dos.

Y juntos crecemos día a día,
crecen las ideas y el corazón,
porque vivir la vida compartida
nos hace a cada uno ser mejor.

Quiero verte

Echo de menos tu mirada
limpia y transparente,
una puerta abierta, despejada,
hacia tu mente.

Quiero verte.

Echo de menos cada día
tus palabras impulsivas,
tus saltitos de alegría,
tus preguntas incisivas,
tus ideas peregrinas,
tus miedos y el que me los cuentes.

Quiero verte.

Echo de menos cada hora
los besos que me robas,
tu alma soñadora,
tus sonrisas frecuentes.

Quiero verte.

Tus palabras

Llegan alto tus palabras,
como pájaros volando,
salen del fondo del alma
y desnudas van llenando
nuestro cielo con sus alas.
Y yo las veo, tan lejanas,
lentamente van bajando,
en mi mente van posando
tus ideas desgranadas.
Y en este corazón
con los años ya oxidado,
van limpiando telarañas
tus palabras susurradas.
Soplando cada rincón,
rozando cada cornisa,
así llegan tus palabras
a mi, como fresca brisa,
como luz en la mañana,
que alumbra mi mirada,
dibujando una sonrisa
en esta boca callada.

Se acabó

Se acabó,
cerraste la puerta,
dijiste adiós
y mi voz
se quebró.
Estoy muerta.

Mis ojos son un mar
que me impiden ver con claridad,
no sé dónde estarás
ni ahora qué vendrá.

Habría recorrido el mundo
buscando una flor extinguida
por sentir tu mano
junto a la mía.
Pero ha acabado
y en tu recuerdo me hundo,
estoy perdida.

Habría recorrido el universo
buscando un planeta inexistente
tan solo por ver tus ojos
mirándome de frente.
Puede que sea un loco
buscándote en un verso
como un demente.

Creo que no sé
vivir sin verte
en cada esquina,
en cada puente,
pero aprenderé
seré valiente.
Sigue la vida,
nada dura,
pero yo sin duda,
te querré
...por siempre.

Lo hacemos tan dificil

Yo no sé cómo expresar lo que siento,
solo sé que me robas el aliento,
el alma, el llanto y hasta el pensamiento.
Sentada a oscuras en mi habitación,
pensando en lo que sientes y no dices,
sigo esperando tu contestación,
esperando para ser felices.
Por qué hacemos difícil el amor,
por qué simplemente no nos abrimos
mostrando al otro nuestro corazón.
Por qué continuamente nos herimos
si yo quiero para ti lo mejor.

El miedo

El miedo es como una hiedra que va creciendo sin que te des cuenta y cuando miras hacia abajo, te ha atrapado los pies. Te paraliza, no te deja acercarte al peligro, te impide vivir tu vida. Y se excusa diciendo que es por tu bien, por ahorrarte dolor, cuando lo único de lo que te está salvando es de vivir.

La única forma de luchar contra él… es empezar a andar, avanzar, lanzarte, zambullirte de lleno en aquello que lo alimenta. Hasta que esa hierba sibilina no tenga dónde agarrarse y puedas correr libremente. Tal vez te caigas, tal vez duela… pero al menos habrás vivido, y eso siempre habrá merecido la pena.

El princípio de los tiempos

Las constantes universales, resulta que no son constantes. Desde el princípio de los tiempos esas constantes (la velocidad de la luz, la atracción gravitatoria...) han ido variando, y con ellas varían las unidades de medida: el tiempo se alarga poco a poco, va más lento, mientras que el espacio crece. Aunque suene extraño, un metro no medía lo mismo hace millones de años. El espacio y el tiempo son dos facetas de una misma cosa que comenzó a existir a partir del Big Bang.

Me dice mi padre que esto del Big Bang está muy bien, pero que no explica nada. Antes se decía que Dios creó el universo, ahora en cambio, el universo se creó a partir del Big Bang, muy bien, pero qué había ANTES del Big Bang? Eso no lo explica la ciencia, y él sigue creyendo que tiene que existir un Dios que crease esa explosión, ese comienzo.

Intento explicar que el espacio y el tiempo son una misma cosa, que se crearon a la vez, que ANTES de que existiese el universo (es decir, el espacio) no existía tampoco el tiempo, y por tanto no existía un ANTES!
Desde luego que la ciencia no explica qué había antes, porque lo que dice es precisamente que no había un antes.

Mi padre me mira en silencio, pero su cara me dice que no le he convencido en absoluto.
-Mira hija, si eso te hace feliz y te deja dormir por las noches, quedate con tu explicación, pero yo sigo pensando que fue Dios.

Hay conceptos que jamás llegaremos a entender, y supongo que mi padre tiene razón, lo único que podemos hacer es quedarnos con una explicación que nos permita dormir tranquilos.

Desconocidos

De vez en cuando me gusta romper con todo y cambiar de ciudad. Cuando nadie te conoce, puedes ser tú mismo y no aquello que se espera que seas.

Me he dado cuenta de que en mi pueblo nunca leo ni escribo mientras tomo un café en el bar de la esquina, nunca me paro en un banco observando a la gente pasar. Disfruto del paisaje, de los bosques, del mar, pero siempre en movimiento, sobre mi bici, porque si me paro quieta... entonces seguro que pasa algún conocido y me dice "qué haces aquí sola?" y me siento ridícula diciéndole: "Pensar".

En Madrid en cambio, nadie conoce a nadie.
Puedo hacer lo que quiera.
Me gusta vivir en una gran ciudad...
aunque a veces eche de menos pedalear.