Amanece
y la luz se
esconde
sin mirar.
Apareces
sin saber ni dónde
bajo un mar,
que te mece
pronunciando un
nombre
sin hablar.
Te recoges
escuchando muda
a quien te habla,
entre voces
de una senda
oscura
que en ti se abra.
Reconoces
tu misión más pura
en la palabra.
Amanece
y es tu voz la que
ilumina,
la que crece
creando el haz
donde caminas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario