Sin embargo,
si repites la misma pregunta pidiéndoles ahora que piensen a largo plazo, que
digan sinceramente de qué cosas se arrepienten en su vida, en los últimos
cinco, diez o cincuenta años... las repuestas cambian. Encontrarás que a largo
plazo las personas se arrepienten de las cosas que NO HICIERON.
Observando
esto hay una conclusión obvia.
Por mucho que
nos cueste tomar decisiones, hacer cosas nuevas, cambiar actitudes y
costumbres... por mucha pereza que nos de movernos, aprender y desarrollar
aptitudes desconocidas, por mucho miedo que nos de lo desconocido que viene
delante…
Si dentro de
nosotros nace una ilusión, un interés por algo, una curiosidad… debemos luchar
contra las telarañas que nos amarran a la rutina, nos adormecen y nos detienen,
debemos esforzarnos por experimentar eso que nos llama, por vivir esas
experiencias que despiertan algo en nuestro interior, que nos impulsan a avanzar
y nos hacen evolucionar. Debemos forjar nuestro propio camino llenándolo de
experiencias significativas.
Debemos
vivir nuestra vida, porque tan solo tenemos una, y por mucho que nos cueste
hacer aquello que queremos, cuando al final de nuestro camino miremos hacia
atrás, no nos arrepentiremos de aquellas pequeñas cosas que hicimos, de
aquellas pequeñas o grandes equivocaciones que cometimos…. sino que serán las
cosas que nunca hicimos las que nos pesen en el alma.
Subid el volumen de los altavoces, apagad la luz, poned este vídeo
a pantalla completa... y disfrutad de la poesía de un maestro.
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