Pasa el tiempo y nada cambia,
pasan días, meses, años,
y cada mirada tuya
sigue haciéndome daño.
Este clavo, tengo claro,
no sale con otro clavo.
Tus sonrisas penetraron
mis defensas construidas,
como flechas acertaron
en mi alma perdida.
Estoy dado, se ha acabado,
abandono ya esta vida.
Y aunque tú pasaste página,
mis recuerdos se quedaron
y empapados en mis lágrimas
lentamente se oxidaron.
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