A la orilla de otro mundo

A la orilla de otro mundo
los caminos se deshacen,
se diluyen y renacen.
Tras el velo que hoy nos nubla,
tras la densa niebla inunda
cada poro de mi alma
ese vértigo inconstante
ante el abismo que nos espera
en la eterna y siempre nueva
realidad de cada noche.
Se apodera de mis sueños,
de mi cuerpo y mis reproches,
de mi anhelo y se hace dueño
de un latir que no conoce
la vida más allá
de este último vuelo,
y al no saber volar
soy solamente, suelo.




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