dicen: “no hay posible mañana”.
En silencio escucho
sin entender mucho,
dejando que el día me susurre,
me cuente al oído lo que ocurre.
Puede que no exista un futuro,
puede que choquemos contra un muro,
pero sinceramente,
lo dudo.
En lo oscuro
del ocaso
la luz me envuelve como un abrazo,
y al apagar mi mente
siento resonar en mi
colores que nunca vi.
Son sonidos de un mundo que avanza,
que no se cansa,
que en nosotros se expresa
y hoy alcanza
un nuevo estadio,
y ante su calma belleza
mi alma reza
y yo me callo.