Blancas,
revoltosas,
mirando
alegres desde las alturas
los
campos verdes,
las
sendas silenciosas.
Ligeras
y esponjosas,
dechado
de pureza y hermosura,
tan
solo al verles
la
calma me rebosa.
Blancas, revoltosas
Caballero
No
se hace caballero
quien
su arreo viste
con
aperos de hierro,
lanza
en ristre.
Que
no es manto ni atavío
lo
que hidalgo crea,
sino
un noble sentido
que
espolea
su
corazón hacia el cielo,
hacia
santos hechos,
que
se tornan destino
desde
el lecho.
Dónde van los barcos que ya fueron
Dónde
van los barcos que ya fueron,
los
que nunca se detienen en su borda,
los
que vuelven, marchan y transforman,
dónde
van sus cascos ya gastados,
dónde
van ellos luego
de
vivencias agotados.
Es
verdad que conocen mares nuevos,
que
descansan en sus pálidas orillas,
mas
sus velas, siembre blancas, brillan
prestas
para próximos viajes
y
al mirarlos solo veo
perpetuos
oleajes.
Dónde
van los barcos que ya fueron,
dónde
vuelven, dónde están en cueros.
En las horas que preceden al alba
En
las horas que preceden al alba
cuando
todas as canciones se acallan,
cuando
suelta su fragor la batalla
y
sin fuego que la anime, se calma.
Prende
la
luz que la noche ilumina,
aquella
que vuelve y camina,
calor
que de ti se desprende.
En
ella tu alma comprende.
Despierta
la
voz que en silencio retumba
que
vibra en tu pecho y te alumbra,
te
guía directo a la puerta
y
encuentra
de
nuevo vacía la tumba.
En su éxtasis comprendes
Cuando
escuchas el instante
que
del flujo se desprende
y
quedando suspendido
en
su éxtasis comprendes
lo
cambiante,
lo
vivo,
lo
que siempre está dormido
y
despierta en el presente,
lo
que vuelve sin motivo
y
al volver es tu destino.
Yo sé que vengo
Yo
sé que vengo
de
donde todos se unen,
del
lugar de blanco y negro,
donde
en mí al otro integro.
Yo
sé que vengo
de
donde nacen las urbes,
de
la tierra de asfalto y verde,
donde
voy y todo vuelve.
Yo
sé que vengo
porque
el mundo está dormido,
yo
sé que vengo,
que
vendré,
hasta
que todo esté bien,
y
aún después,
hasta
que tú estés conmigo,
en
la luz del día eterno,
hasta
que el fuego
redima
las ascuas del infierno.
Los procesos de este siempre
En
el ritmo de las horas
hoy
se intuyen las canciones
de
los días que existieron
más
allá del hoy y ahora.
Y
es el canto del presente
el
que escucho en oraciones.
Vivirán,
pues no murieron,
los
procesos de este siempre.
Cuando todos se enfrenten a todos
Entre la luz y el calor
Entre
la luz y el calor,
entre
la clara idea
que
en mí alborea
y
el nebuloso "quiero"
que
replica en mi interior,
ese
universal deseo:
el
que encarno cuando creo,
el
que impregno e ilumino,
el
que nace nuevo
cuando
escribo.
Entre
mundos tan distintos
pulso
y soy respirado,
entre
ambos polos vivo,
donde
creo y soy creado,
y
es precisamente el ritmo
lo
que me hace humano.
Niebla insustancial
Los
bordes de la vida
resuenan
con su canto
al
pulsar la tensa cuerda
que
marca la frontera,
la
que sigo cuando avanzo
donde
nada habita,
donde
nadie ya recuerda,
cómo
era.
Más
allá de la memoria
que
crea y delimita,
donde
sueño y vivo tanto...
que
hasta el sol se desvanece
y
el fino suelo parece
la
base de otra historia:
niebla
insustancial que deposita
las
borlas de su manto.