Las ventanas del mundo

   A través de mis ventanas
                                                             miro
y en sus marcos y cristales
                                                       percibo
 lo que está más allá
                                    de mis sentidos.
   En el roce sensual
                              con el mundo
    palpo las grietas
                          que explotan
     con mil colores
                      en mi boca
      y al sentir su aroma
               dividirse en mi centro
       vuelvo desde fuera
            y al volver me encuentro
       mis ventanas cristalinas
         ya nunca más dormidas
        y en ellas, yo me adentro.





En los ojos asoma el alma

En los ojos asoma el alma,
en sus negros y azules
sus pecados,
       sus virtudes.
Me sumerjo en la calma
de sus hondos lagos
y en lo más profundo
                            logro verme
del otro lado,
sobre mí se vuelven,
brillantes de emociones,
y al mirar me fundo
con sus verdes,
               sus marrones.
En los ojos asoma el alma
y en el alma...
         mis canciones.





Este impulso que nace

A la sombra del camino
donde todo yace,
yo me alzo y hago mío
este impulso
                            que renace
y así salgo a la luz,
que es partida y destino
de este mundo convulso
que ahora miro.
Soy el muerto y la cruz,
soy puente y abismo,
soy la fuerza que crea,
     la que me moldea.
Soy yo mismo.
A mi través siento
cómo el viento
                 me traspasa,
es mi aliento,
y en su eterno movimiento
encuentro,
al fin,
                                  mi casa.





En las hojas verdes

 Brilla la luz
      en las hojas verdes,
brillan y al sol
       resplandecen.
Sublime alegría
       me mece,
al viento mi voz
       se estremece.
Henchido de vida
       avanzo a saltos,
llegando en mi andar
       cada vez más alto.
Me lanzo a volar
       y al fin descanso,
remanso de paz,
       al mundo canto.




Aleteo

En el frágil aleteo
de mi alma al despertar
percibo lo que no veo,
lo que sé sin explicar.

Ese íntimo vibrar
tan mío y tan distante
que abre y me hace más,
pulsión inconstante.

Me sobrecoge el miedo
de ser quien soy,
por sendas de oro, ciego,
a mí mismo voy.

Y es la vida que 
en mí nace
la que guía mis pasos,
la que empuja y me hace
no rendirme al ocaso.




Despertar

Bajo las sombras de la noche
se escabullen mis pasos,
de entre sus mares sin nombre
Yo me alzo.
 
Voy despertando uno a uno
los durmientes sentidos
por los que observo y comprendo,
por los que vivo.

Es en los ritmos que en mí nacen
donde descubro quién soy
y al integrarlos decido
dónde voy.

Bajo la fuerza de mis riendas
todo en mí se torna
cáliz de un contenido
que me transforma.

Y es entonces que me elevo
a las alturas de hoy,
donde veo y al fin puedo
decir: Yo soy.



Los sueños que nunca tuve

Bajo la línea del horizonte

viven los sueños que nunca tuve,

los que descansan a la espera,

los que se esconden,

         los que no llegan.







La cuerda que tira

 Dónde van los caminos que nadie dibuja,
dónde nos llevan los pasos
      dónde el andar nos empuja.
Cruzamos ciegos la vida, anudando lazos,
es posible que algún día
      sintamos la cuerda que tira,
y al echar la vista atrás,
veamos el nudo a desatar.










Creo la idea

 Me alzo sin base y sustento
en campos que siempre he pisado
y al ver ese suelo olvidado
comprendo que nunca he pensado,
pues solo ahora que elevo
quien soy más allá de lo dado
creo la idea y puedo
mirar del otro lado.



Cargas compartidas

Al caer las barreras
te veo
y todo cobra sentido.
Comprendo las cargas que llevas,
te quiero,
y cargo contigo.
Porque sé que tú me entregas
de nuevo
aquello que siempre fue mío.