Gracias
por mostrarme los claros de luna,
por
esos paseos sin prisa ninguna,
por
darme un oasis contra el ajetreo,
frenando
mi ritmo cuando yo no puedo.
En
las grises sombras de la noche clara
se
pierde mi vista en la oscura nada
siguiendo
una senda de olmos y estrellas,
me
colmo en el brillo de la luz más bella.
Escucho
el arroyo, su canto que fluye
calando
en mi alma los miedos destruye,
hoy
me siento en lo más profundo unida
al
bosque que en la noche rezuma vida.