Buscando
un sueño
que
nunca llega
mis
pies me llevan
allá
donde terminan las fronteras.
Avanzo
lento
por
un camino
tan
solo mío
siendo
hoy ya por todos conocido.
Y
pronto veo
que
a cada paso
por
dentro abrazo
los
dobles que me empujan al retraso.
Un
día llego
al
fin del suelo
un
mundo nuevo
me
lanzo en su fluir alzando el vuelo.
En
él prendido
por
fin percibo
que
hay mil caminos
abriéndose
doquiera que ahora miro.
Escucho
y callo
un
blanco gallo
me
muestra los senderos que en mí hallo.
Y
voy al centro
del
cáliz dentro
espacio
que se abre en el encuentro.