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Fluyendo despacio
Fluyendo despacio
mi alma se amolda al espacio,
me envuelve un abrazo,
flotando me siguen mis pasos.
Fugaz melodía
que me arrastra cada día,
la vida camina
fundiendo su voz con la mía.
Nombrando lo innombrable
Poniendo un manto finito
a aquello que no tiene fin
lo nombro y delimito,
lo encierro en un redil,
y así permito
que todo mi entorno
comprenda una idea completa
palpando los contornos
de su silueta.
Hueco entre paredes
No es su tupida urdimbre
ni lo hermoso de sus mimbres,
es el vacío entre estos
el que embellece al cesto.
No importa en realidad
cuán altos muros eleves,
lo que crea un hogar
es el hueco entre paredes.
Así el cuerpo
abre un espacio interior,
y queda muerto
sin “yo” que le de calor.
Verano en Turégano
Plácido yace al sol
polvoriento el camino,
sin sombra, sin color,
agrietado de olvido.
Gemelo el torreón,
vigilante castillo,
su historia se perdió
diluyendo los siglos.
Sin par desolación
de marrón y amarillo,
silencio inspirador
donde hablan los grillos.
Su trémula canción
todo deja dormido,
descanso del dragón,
pueblo antiguo y tranquilo.
La playa en mí
Sentir mi melena
disuelta en el mar,
pisar en la arena,
dejar que la sal
penetre mis venas
y el disco solar
me bañe en su rueda,
me llene de mar.
Tocando el infinito
Tocan mis dedos
el infinito,
apenas puedo
volcarlo escrito.
Con ellos vuelo,
me siento enorme,
de vuelta al suelo
soy más que un hombre.
Y entonces llego
del otro lado,
el mismo y nuevo,
algo ha cambiado.
En mí me encuentro
quedo parado.
Ahora mi cuerpo
está centrado.
Sin miedo
Saltar sin pensar
que pueda fallar
esa cuerda de seguridad.
Soñar sin creer
que el sueño tal vez
se pueda un día desvanecer.
Volar sin temer
que el suelo a tus pies
se vaya a caer.
Vivir sin frenar
la fuerza del mar
que te hace avanzar.
Sin pluma que la escriba
Vuela entre sombras perdida,
tenue canción que me mira,
busca pluma que la escriba,
que le otorgue cuerpo y vida,
sin mi, se esfumaría,
y entonces… ¿dónde iría?
Dónde van los poemas
que no encuentran papel,
dónde duerme su idea.
Dime dónde se queda,
que tal vez yo pueda
vestirles su piel.
Profesión
Venimos con un cometido,
un trabajo a realizar,
que dejamos en el olvido
por ganarnos el jornal.
No importa cuánto he ahorrado,
nada es el capital,
tan solo el haber trabajado
me permite descansar.
Más allá de obligación
y de la necesidad,
escuchando al corazón,
mi meta debo encontrar.
Prueba de aire
Colgado del cielo
sin dónde amarrar,
tan solo yo puedo
mi ruta encontrar.
No hay nada ahí afuera
que pueda pisar,
mi alma ya vuela,
debo confiar.
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