No es su tupida urdimbre
ni lo hermoso de sus mimbres,
es el vacío entre estos
el que embellece al cesto.
No importa en realidad
cuán altos muros eleves,
lo que crea un hogar
es el hueco entre paredes.
Así el cuerpo
abre un espacio interior,
y queda muerto
sin “yo” que le de calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario