Firme
retengo mis fuerzas, pues yo
llevo
en mi adentro el impulso de un Dios
cuando
despierto, mi fiel corazón
lucha
y me empuja hacia un mundo mejor.
Somos
guerreros de dioses del norte,
nada
se opone al valor de mi porte
y
aunque gigantes las alas nos corten,
para
mi espada no hay corte que importe.
Y
cuando al fin, venza la mentira y el
miedo,
regresaré a mi hogar amado, pues puedo
vivir
en paz, entre las montañas y el cielo
y ser feliz, siendo un hombre sabio y bueno.
Para abrir la clase con 4º curso.
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