En los bordes del tiempo,
donde nada me apura,
noto que las frases
se me escapan por las costuras.
Me diluyo en el agua
cálida, oscura,
que mana eternamente
y es la fuente
de mi escritura.
Voy buscando lo permanente
en lo que no perdura,
y en sus cambios, el remanente,
me habla de una cultura
que relaciona lo diferente
y en ellos es una.
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