Gracias por
cuidar
de mi niño
interior
y por escuchar
más allá de mi
voz.
Gracias por
pensar
en mi bien
superior
y por inspirar
cada nueva
creación.
Gracias por tu
paz,
claridad,
comprensión,
por saber tocar
suave mi
corazón.
Gracias por
confiar,
por mostrarme tu
“Yo”
y por despertar
en mi alma el
amor.
Gracias, de
verdad,
por hacerme
mejor.
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