Corre la bestia asustada
sin saber a dónde ha ido,
se apartó de la manada,
la guiaron al tendido.
Entre pases y capotes
en su orgullo le han herido,
va frenando ya su trote,
rojo el lomo estremecido.
Y al sentir fría la espada
hasta el puño bien clavada,
en él la vida se apaga
cada suspiro que exhala.
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