Búscame en las calles, donde sopla con fuerza el viento, donde no pueda escuchar mis propias dudas cuando me miento, donde el ruido de la gente que empuja y gritando me roza, me impida pensar y me haga capaz de creerme cualquier cosa.
Búscame en las ciudades, sin tiempo, viviendo inmersa en un cuento que mientras ando me invento y no tiene argumento, tan solo el que yo le doy desde dentro.
Búscame en este cuento sin principio ni final, porque en él me sumerjo para poder olvidar. Y me dejo llevar por la gente que viene y que va, tan solo por no parar. Porque si me detengo y miro dentro de mí mismo, se abre el abismo y caigo sin remedio, ya no me encuentro.
Por eso búscame en el bullicio, donde no quede resquicio. Búscame en la luna, donde no haya luz alguna, porque el sol brilla demasiado y derrumba una a una las defensas que he inventado, dejándome desnuda.
Búscame en la tormenta, entre truenos retumbando, donde pueda gritar tanto que se rompan mis oídos sin que nadie esté escuchando, y quedar así vacío.
Buscame allá donde nunca he ido.
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