Me gusta tu mirada
entre intrépida y asustada
cuando te quedas quieto
y no sabes si darme un beso.
Tus gafas, tus tirantes,
tu sombrero blanco,
tu estilo inimitable,
tus pantalones anchos.
Tu forma de ver el mundo
y vivir cada segundo,
saltando el primero,
sin miedo,
obviando las reglas
del juego,
inventando a cada paso
algo nuevo.
Sabiendo ser responsable
cuando es indispensable
y olvidarte después de todo
para vivir a tu modo.
Me gusta verte conducir
y sentir
el viento azotando nuestra cara,
me gusta hacerte sonreír
y que me abraces por la mañana.
Me gusta todo de ti,
no cambies nada.
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