Es la historia de un atardecer
que llegó sin darle tiempo al sol
viaja en zapatillas sin tacón
y a su paso el tiempo para su reloj
porque lleva a sus espaldas
mil instantes ya vividos con valor.
Y hasta el agua de la fuente ve
en su rostro un eco del ayer
Mil arrugas surcan su nariz
pues no hay nada que la impida sonreír
y aunque el sol que fue su vida
ahora roce el horizonte
en sus ojos brilla un fuego aun más fuerte.
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