Dónde hallar un alma
que escuche mi débil murmullo,
dónde aquel que sepa
hablar el lenguaje del mundo.
Dónde está quien tanto busco,
aquel que a mi “yo” más profundo
se asemeja,
que siente
como yo,
vibrar el alma
de la gente en su interior.
Que desata
su locura
dejándola volar
entre flores
de otra realidad
y la controla,
la sujeta,
si sola se desvía
trasladándola al papel,
haciéndola poesía.
Dónde aquel que sienta,
dónde aquel que entienda
que sin literatura
sería dos, no una,
pues mi alma se dividiría
en pedazos sin sentido
y yo,
ya no viviría.
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