En la punta del mundo,
en la cima del viento,
donde ya nadie llega,
donde ya nada suena
se escucha un lamento,
un grito mudo
que con el viento
el olvido se lleva.
Es mi grito de vida,
grito de libertad,
de vida no vivida,
vida en cautividad.
En el mundo cautivo
voy viviendo la muerte,
pues sin morirme vivo
en un mundo que muere.
Ya que ahora el hombre es
un tonto y engreído,
que un mundo al revés
crear ha conseguido.
Y no sé ya dónde
si evadirme pudiera
querría que me llevara el viento.
A algún lugar sin nombre...
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