Cuando sueltes las amarras

Cuando sueltes las amarras
de este cuerpo desprendido,
no temas,
                      estoy contigo.
Por los mundos invisibles
donde el hombre nunca ha ido,
entre sombras,
                      yo te guío.
Y cuando hayas aprendido
tus rentas y deudas,
dejaré que vuelvas,
                      al mundo vivo.


Aún más lejos que la oscuridad

En abismos insondables
se hunde la verdad,
lejos,                        aún más lejos
que la oscuridad.

Y al permitir que hable
comienza a destellar.

Yo la dejo,
que brille incontenida
hasta poder tocarla,
hacerla mía.

Porque su luz me habla
y en ella soy vivida.


Escribir la vida

La unidad jamás completa
de la vida voy creando,
en mis versos dibujando
esas formas que adivino,
las que son razón y meta,
las que rozan lo divino
porque este impulso mío
no es historia, sino destino.




Parto, no me busquéis

Parto,
no me busquéis,
que me encuentro harto
de cuanto veis.

Parto
y al partir reparto
cuanto viví,
parto, con lo que di.

Parto,
dividiendo cuanto
en mis andanzas vi,
parto y entre tanto canto libre de mí.


Séptima

Fugaz revoloteo
en la punta de mis dedos,
percibo por un momento
más allá del movimiento
y en su vibrar me adentro
saliendo de mí mismo,
avanzo por el borde
                            del abismo
buscando en el acorde
un atisbo
de Dios mismo.




España atemporal

En los bordes del tiempo,
donde nada me apura,
noto que las frases
se me escapan por las costuras.

Me diluyo en el agua
cálida, oscura,
que mana eternamente
y es la fuente
       de mi escritura.

Voy buscando lo permanente
en lo que no perdura,
y en sus cambios, el remanente,
me habla de una cultura
que relaciona lo diferente
y en ellos es una.