Enraizarse y soñar

Las hojas de un árbol se mecen al viento. Sintiendo su caricia se vuelven hacia donde este sopla, giran y revolotean con un susurro quedo, se inclinan las ramas cuando viene fuerte, se dejan llevar y disfrutan de los aromas lejanos que el aire arrastra.

No se asusta el árbol de la lluvia ni de las tormentas, y si una tempestad arranca algunas flores, hojas o frutos… bien, será que llegó ya el tiempo de esparcir su semilla a los cuatro vientos.

Las raíces del árbol en cambio, permanecen siempre bien fijadas tierra. Se hunden lentamente en la realidad y de ella se nutren. El árbol alimenta y deja volar sus sueños teniendo siempre una base firme que le indica dónde está. Así debemos los hombres también encontrar nuestro lugar en este mundo, nuestra base, esa raíz que no alimente, sobre la que podamos alzarnos y soñar.


Bailando en la lluvia

Mis pies descalzos
pisan la hierba fresca,
alzo los brazos,
mis manos bien abiertas.
Giro sin sentido,
elevando el vuelo del vestido,
siento gotas resbalando,
sobre mi cara mojada,
me van empapando,
y sonrío.
Una carcajada
sale disparada
de mi ombligo
y no puedo evitar
gritar:
¡Estoy vivo!

Adormecidos

El hombre es mucho más
que la suma de sus partes,
el único animal
capaz de inventar el arte.
Pero en lugar de volar
explotando el potencial
que nos hace especial,
vivimos ocultando
nuestra enorme capacidad,
vivimos olvidando
que nacimos para soñar.



Mírate y busca

Mírate y busca
lo que nadie ve,
mírate y busca
lo que te hace ser.
 
Siente en ti el mundo,
eres parte de él.
 
Expande tu mente
hasta sus confines
y deja que empape
todo cuanto vives.
 
Mírate y busca
lo que te define.


El sentido de la vida humana

Qué es lo que nos impulsa, qué es lo que nos hace ser nosotros mismos.

Tanto los animales como las plantas están unidos a la naturaleza, forman parte de ella y su objetivo en el mundo, en la vida, no es otro que el de existir y desarrollar todo su potencial. Un león es feliz siendo un león, cazando, teniendo su manada, haciendo aquello para lo que la naturaleza le dotó. Un cerezo luce lozano y precioso cuando desarrolla sus flores y frutos, frescos y jugosos, cuando hace aquello que está preparado para hacer.
 
Y el ser humano… ¿cuál es su objetivo en este mundo? Los humanos, al ser conscientes de nuestra propia existencia, de nuestra individualidad como seres únicos, estamos separados de la naturaleza, del resto de animales y seres vivos. Nos sentimos aislados y muchas veces perdidos, no sabemos qué hacer, hacia dónde ir, no encontramos el sentido de nuestra vida. Sin embargo, yo creo que a este respecto no somos muy diferentes del resto de seres: nuestro objetivo no es otro que el de desarrollarnos plenamente y ser así el mejor ser humano que podamos ser.
 

El problema o complicación viene a la hora de descubrir cuales son esas potencialidades latentes en nosotros y que debemos desarrollar. En el caso de una planta o animal, el instinto o incluso en ADN les dice cómo desarrollar sus habilidades innatas, pero las potencialidades con las que nacemos los humanos son mucho más diversas.
 
El mismo cerebro que nos permite darnos cuenta de nuestra existencia, que nos separa de la naturaleza, nos da también una capacidad infinita que debemos aprender a desarrollar. Y creo que es ahí donde está la clave, ese es precisamente nuestro objetivo: ser conscientes, darnos cuenta, observar y conocer el mundo y a nosotros mismos, ser plenamente conscientes de nuestra individualidad que nos separa del resto de la naturaleza, descubrir las habilidades (diferentes para cada persona) que nos hacen sentir bien, desarrollarlas y aprender a aceptar y a amarnos a nosotros mismos y al resto de seres, humanos y no, hasta volver a sentirnos parte del mundo, no ya de forma inconsciente e innata, sino conociendo, siendo conscientes del mundo y sobre todo, amándolo e intentando mejorarlo a nuestro paso.

Desarrolla tu potencial

Me impulsa un sentimiento
que no puedo ocultar,
un soplo, un fuerte viento,
imposible frenar,
que nace de mi adentro
y me obliga a soñar.
 
En mí mismo encuentro
inmenso potencial
que antes de verme muerto
debo desarrollar.
Aún atado a puerto
no sé cómo empezar,
mas no quiero parar.
En un primer intento
probaré a saltar
y espero con el tiempo
aprender a volar.


Eres la llave

A tu lado los días
parecen horas,
a tu lado mi vida
se descontrola.
Pues tú desbocas
mis sentimientos,
y recolocas
nuevos cimientos
para que pueda
alzarme en ellos
y de puntillas
besar tu cuello,
a fuego lento
como una niña
leyendo un cuento,
tú te me cuelas
entre los sueños,
y en ellos vuelas,
eres el dueño
de mis momentos,
eres la nave
que empuja el viento,
eres mi clave,
en ti me encuentro,
eres la llave
hacia mi adentro.


La cuarta dimensión

El tiempo no es más que otra dimensión, solo que nuestra forma de percibirlo es lineal. Sentimos que avanza inexorablemente, sin pausa, pero ¿es así realmente o es nuestro cerebro el que no es capaz de asimilarlo de otra forma?
 
Aunque parezca extraño, hoy en día sabemos que el tiempo se contrae a grandes velocidades, que se dilata el la cercanía de grandes masas. ¿Qué le impide curvarse sobre sí mismo hasta cerrarse en un ciclo? ¿qué le impide detenerse?

Deshaciendo el nudo

Hace tiempo que tenía
un nudo en mi corazón,
que de noche me oprimía
y de día
no aflojaba su presión.
 
No sabía
de dónde provenía
la grisácea desazón
que nublaba mi visión.
 
Pero ahora sopla el viento
llevándose las nubes
y la soga que tuve
atada en mi interior,
ha soltado sus cabos,
ha volado,
y me siento
henchido de color.


Blanca perfección

Blanca y pulida,
sin compasión,
apenas conocida,
así es la perfección.
 
Sin un manchón
que enturbie su brillar,
no da lugar
a la imaginación.
 
No ha existido jamás
tan sublime expresión,
es lo mejor,
a nadie se le ocurre
opinar al respecto,
pero lo cierto
es que me aburre,
prefiero lo imperfecto:
 
Tener margen de mejora,
equivocar
la elección de vez en cuando
y seguirse levantando,
intentar volar
y continuar soñando.