Séptima

Fugaz revoloteo
en la punta de mis dedos,
percibo por un momento
más allá del movimiento
y en su vibrar me adentro
saliendo de mí mismo,
avanzo por el borde
                            del abismo
buscando en el acorde
un atisbo
de Dios mismo.




España atemporal

En los bordes del tiempo,
donde nada me apura,
noto que las frases
se me escapan por las costuras.

Me diluyo en el agua
cálida, oscura,
que mana eternamente
y es la fuente
       de mi escritura.

Voy buscando lo permanente
en lo que no perdura,
y en sus cambios, el remanente,
me habla de una cultura
que relaciona lo diferente
y en ellos es una.

Palabras perdidas

Al alba los pájaros
revelan con sus trinos
los versos de los cantos
   que jamás hicimos,
aquellos que callamos
cargados de molinos
soñando con gigantes
       que nunca vimos,
realistas delirantes
en busca del destino
sin ver que entre sus letras
                   se han perdido
las frases que religan
                                lo divino.


Cual diamantes

Piedras que brillan al sol
                 cual diamantes
sin muros
            sin vallas
                          rutilantes
transforman pasados oscuros
en nuevas verdades que irradian
mostrando en su ser interior
mundos de antes.



Descanso nocturno

Buscando nadar
en las aguas mansas
que cubren de paz
mis tribulaciones,
me hundo en el mar
donde un Dios descansa
y emerjo capaz
de nuevas acciones.
Renueva la noche los dormidos
impulsos por los que vivo.


La nube

Reposa ligera sobre la nada,
reposa sin prisa, sin un destino,
asomándose al borde del vacío
tan solo para echar una mirada.

Su forma sin bordes, deshilachada,
es distinta cada vez que la miro
juega y cambia con cada remolino
flotando a su antojo, despreocupada.

Yo quisiera volar como la nube,
que me hicieran los pájaros cosquillas
llenando el cielo de blanco algodón.
Ser agua pura que flotando sube,
partir dejando atrás cualquier orilla,
navegando libre bajo este sol.