Luz dorada que
acaricia
los contornos de
las hojas,
que se cuela
entre las flores
volviéndolas si
cabe,
más hermosas.
Luz que sabe
besar con tiento
las rosas,
caldeando el
alma
de todas las
cosas.
Luz dorada que
calma,
luz velada y
primorosa,
que lentamente
se apaga
y ya tan solo
las copas rozas.
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