Allí
olisquean abismos insondables, esperando en dos frases descifrar en qué mundo
se encuentra sumergido el ensimismado dueño del libro.
En
ocasiones, descubren una frase que les suena, un personaje a quien en su día
acompañaron en sus andanzas... con suerte incluso un pasaje que les conmovió. Y
entonces, sonríen, y mirando al lector piensan: "Sé lo que estás viviendo,
yo también estuve ahí." Y siguen su vida un poquito más felices.
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