Confianza

La confianza es como una cuerda.
Imagina dos personas de espaldas en lo alto de una cima, cada una de ellas al borde de un abismo. Imagina una cuerda que les une y les permite asomarse al abismo. Si la cuerda es débil, en cuanto tiren se romperá y ambos caerán, pero si es fuerte, podrán apoyar en ella su peso, y el otro les soportará.

La confianza es como una cuerda.
A veces, un hilo de esa cuerda se suelta, y si ninguno se preocupa por repararlo, la cuerda irá deshilachándose hebra a hebra, hasta romperse definitivamente y arrojar al abismo a los dos ciegos despreocupados. Sin embargo, si al ver el hilo suelto ambos se dan la vuelta, se miran, lo reparan y tienden más pequeñas hebras que los unan… entonces la cuerda se fortalece y va creciendo hasta hacerse una soga inquebrantable.

La confianza es como una cuerda.
Pero hay que ganársela, hay que esforzarse, si uno deja de tirar, el otro cae. Y es muy difícil entonces volver a subir a la cima.

La confianza es como una cuerda.
Te permite llegar donde uno solo no llegaría, asomarte al abismo y ver más allá.


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