Verano en Turégano

Plácido yace al sol
polvoriento el camino,
sin sombra, sin color,
agrietado de olvido.

Gemelo el torreón,
vigilante castillo,
su historia se perdió
diluyendo los siglos.

Sin par desolación
de marrón y amarillo,
silencio inspirador
donde hablan los grillos.

Su trémula canción
todo deja dormido,
descanso del dragón,
pueblo antiguo y tranquilo.



La playa en mí

                 Sentir mi melena
                        disuelta en el mar,
                                pisar en la arena,
                         dejar que la sal
                 penetre mis venas
                          y el disco solar
                              me bañe en su rueda,
                           me llene de mar.



Tocando el infinito

Tocan mis dedos
el infinito,
apenas puedo
volcarlo escrito.

Con ellos vuelo,
me siento enorme,
de vuelta al suelo
soy más que un hombre.

Y entonces llego
del otro lado,
el mismo y nuevo,
algo ha cambiado.

En mí me encuentro
quedo parado.
Ahora mi cuerpo
está centrado.



Sin miedo

Saltar sin pensar
que pueda fallar
esa cuerda de seguridad.
Soñar sin creer
que el sueño tal vez
se pueda un día desvanecer.

Volar sin temer
que el suelo a tus pies
se vaya a caer.
Vivir sin frenar
la fuerza del mar
que te hace avanzar.



Sin pluma que la escriba

Vuela entre sombras perdida,
tenue canción que me mira,
busca pluma que la escriba,
que le otorgue cuerpo y vida,
sin mi, se esfumaría,
y entonces… ¿dónde iría?

Dónde van los poemas
que no encuentran papel,
dónde duerme su idea.
Dime dónde se queda,
que tal vez yo pueda
vestirles su piel.



Profesión

Venimos con un cometido,
un trabajo a realizar,
que dejamos en el olvido
por ganarnos el jornal.

No importa cuánto he ahorrado,
nada es el capital,
tan solo el haber trabajado
me permite descansar.

Más allá de obligación
y de la necesidad,
escuchando al corazón,
mi meta debo encontrar.



Prueba de aire

Colgado del cielo
sin dónde amarrar,
tan solo yo puedo
mi ruta encontrar.

No hay nada ahí afuera
que pueda pisar,
mi alma ya vuela,
debo confiar.



Soneto a los silencios

Escuchando el silencio entre palabras,
donde expresa su ser la propia vida,
descubriendo el vacío que me mira,
cuando calla la voz que en él me habla.

Esta puerta suplica que la abra,
que desvele su belleza escondida,
mas sin ella jamás existirían
los espacios que separan sus tablas.

Habita en los resquicios del tiempo
la fuerza que me impulsa el corazón,
la pausa que da lugar al momento,
la causa de toda la evolución,
la que hila la trama de este cuento,
la que otorga sentido a mi canción.



Ocupa tu lugar

Entre el ir y venir,
entre el caos y el orden,
sin principio ni fin,
mil preguntas se esconden.

Al llegar al extremo
mirarás sin ver nada,
vive en medio del vuelo
la respuesta adecuada.

Tiran fuera y adentro,
aprende a controlar,
permanece en el centro,
ocupa tu lugar.



Sustitutos de emoción

La gris rutina
del día a día
deja las almas
adormecidas.

Buscando a ciegas
una pasión
que te conmueva
el corazón.

El sustituto
de una emoción,
por un minuto
tu religión.

Por qué no escuchas
a tu interior,
por qué no luchas
por ser mejor.

Por qué no intentas
sentir tu voz,
por qué no inventas
tu propio yo.