Las rutinas son hábitos adquiridos a través de la repetición. Nuestra vida está llena de ellas, algunas son buenas y enriquecedoras, mientras que otras son vicios que nos estancan e impiden avanzar hacia la felicidad. Los vicios no son solamente adicciones (como puede ser el tabaco), también pueden ser formas de actuar negativas, rutinas de pensamiento pesimista que repetimos sin darnos cuenta y terminan por formar parte de nosotros mismos.
Para poder avanzar debemos ser conscientes de nuestras rutinas, de las cosas que no nos aportan nada y sin embargo seguimos repitiendo día tras día, apegándonos a ellas por resultarnos conocidas, tranquilizadoras.
Una vez conozcamos nuestras rutinas, debemos pararnos a pensar en ellas y separar aquellas que sí nos enriquecen, nos hacen crecer, nos acercan a la felicidad y nos ayudan a lograr nuestros objetivos, de aquellas que nos estancan, nos frenan en nuestro camino, nos constriñen o incluso nos hacen retroceder y sentir mal.
Finalmente, debemos deshacernos de las rutinas indeseables y esforzarnos por adquirir nuevas rutinas positivas, nuevas formas de pensar y actuar, que en un principio pueden resultarnos trabajosas, pero que poco a poco empezarán a formar parte de nosotros, a salirnos solas, a ser verdaderas rutinas, y nos permitirán avanzar hacia la consecución de nuestros objetivos y hacia la felicidad.
Qué es la felicidad
La mía a menudo se compone de una gran taza de café humeante, un poco de chocolate, una manta, un sofá cómodo, un buen libro y mucho silencio.
En ocasiones sin embargo, se esconde bajo una capa de barro, volando en mi respiración entrecortada, se disfraza con el rostro agotado de un compañero donde veo reflejado mi propio agotamiento y la encuentro pinchándome en cada músculo por el esfuerzo realizado. En esos momentos, la felicidad tiene forma ovalada y huele a hierba recién cortada.
Otras veces la encuentro enroscada alrededor de cuatro piernas enlazadas, descansando tranquila sobre mi almohada, entre rizos desordenada, disfrutando el momento, respirando al son de un pecho que sube… y baja… y sube… a ritmo lento.
Puede estar hecha de aire o de fuego, puede ser brisa que purifica o llama que abrasa. Lo importante es reconocerla cuando viene y permitir que te cale hasta los huesos, porque está en los pequeños momentos y no en los grandes acontecimientos.
En ocasiones sin embargo, se esconde bajo una capa de barro, volando en mi respiración entrecortada, se disfraza con el rostro agotado de un compañero donde veo reflejado mi propio agotamiento y la encuentro pinchándome en cada músculo por el esfuerzo realizado. En esos momentos, la felicidad tiene forma ovalada y huele a hierba recién cortada.
Otras veces la encuentro enroscada alrededor de cuatro piernas enlazadas, descansando tranquila sobre mi almohada, entre rizos desordenada, disfrutando el momento, respirando al son de un pecho que sube… y baja… y sube… a ritmo lento.
Puede estar hecha de aire o de fuego, puede ser brisa que purifica o llama que abrasa. Lo importante es reconocerla cuando viene y permitir que te cale hasta los huesos, porque está en los pequeños momentos y no en los grandes acontecimientos.
Deseo de Poder
El deseo de poder no nace de la fuerza, sino de la debilidad.
La incapacidad de muchos hombres para alzarse en solitario y ser fuertes por sí mismos, les impulsa a buscar la aprobación, el apoyo y la obediencia de los demás. Son hombres débiles que buscan un sustituto de esa fuerza que no encuentran en sí mismos.
Los gobernantes deberían ser personas fuertes, autosuficientes y estables. Debería por tanto negársele el acceso al poder a todo aquel que tenga deseo del mismo.
El mejor gobernante será alguien que no desee el poder y sin embargo lo acepte por el bien del pueblo.
La incapacidad de muchos hombres para alzarse en solitario y ser fuertes por sí mismos, les impulsa a buscar la aprobación, el apoyo y la obediencia de los demás. Son hombres débiles que buscan un sustituto de esa fuerza que no encuentran en sí mismos.
Los gobernantes deberían ser personas fuertes, autosuficientes y estables. Debería por tanto negársele el acceso al poder a todo aquel que tenga deseo del mismo.
El mejor gobernante será alguien que no desee el poder y sin embargo lo acepte por el bien del pueblo.
Respeta a tus mayores
Cuando una sociedad es estable y la existencia no cambia sustancialmente de una generación a otra, la experiencia que proporciona la edad suele ser algo muy respetado, como ocurría en china, en el antiguo Japón, o en la Europa del siglo pasado.
Sin embargo, en épocas de continuo cambio como la actual, las generaciones jóvenes, con mayor capacidad de adaptación, se desenvuelven mucho mejor. Esto les lleva a sentirse superiores a sus mayores y ancianos, a no tener en cuenta sus enseñanzas por encontrarlas obsoletas y poco prácticas, y finalmente… a perderles el respeto.
Si queremos que las generaciones jóvenes crezcan respetando las enseñanzas y los valores de sus mayores, no podemos imponérselos por la fuerza. Lo que debe ocurrir es que las generaciones más viejas acepten el cambio y se adapten a él en lugar de cerrarse e intentar que todo permanezca igual. Solo de este modo sus enseñanzas y experiencias podrán resultarles útiles y actuales a los jóvenes, solo de este modo los verán como algo a tener en cuenta y a respetar.
Sin embargo, en épocas de continuo cambio como la actual, las generaciones jóvenes, con mayor capacidad de adaptación, se desenvuelven mucho mejor. Esto les lleva a sentirse superiores a sus mayores y ancianos, a no tener en cuenta sus enseñanzas por encontrarlas obsoletas y poco prácticas, y finalmente… a perderles el respeto.
Si queremos que las generaciones jóvenes crezcan respetando las enseñanzas y los valores de sus mayores, no podemos imponérselos por la fuerza. Lo que debe ocurrir es que las generaciones más viejas acepten el cambio y se adapten a él en lugar de cerrarse e intentar que todo permanezca igual. Solo de este modo sus enseñanzas y experiencias podrán resultarles útiles y actuales a los jóvenes, solo de este modo los verán como algo a tener en cuenta y a respetar.
Pulido
La disciplina es la capacidad de perseverar cuando algo es difícil.
La adversidad es la forma en que la vida va probando y perfeccionando a las personas, forjando su carácter.
El trigo y el arroz sufren al ser molidos, una piedra preciosa sufre al ser pulida, pero de ese proceso sale algo especial, mejor de lo que había antes. Si una persona desea ser especial, mejorar, debe ser capaz de seguir adelante incluso cuando es dificil hacerlo.
La adversidad es la forma en que la vida va probando y perfeccionando a las personas, forjando su carácter.
El trigo y el arroz sufren al ser molidos, una piedra preciosa sufre al ser pulida, pero de ese proceso sale algo especial, mejor de lo que había antes. Si una persona desea ser especial, mejorar, debe ser capaz de seguir adelante incluso cuando es dificil hacerlo.
Tapiz de vivencias
Hoy me he despertado con la mente abierta, mil ideas entran y salen de mi cabeza, y yo las desmadejo sobre el papel intentando hallar un hilo conductor en este nudo que crece en mi interior.
Crear significa peinar, dejar salir las ideas una a una para que no se amontonen y tengan sentido.
Voy secándolas al sol y cuando miro estos hilos que sin parar escribo, veo tejido como en un tapiz cuanto he vivido.
Lo he conseguido, he creado un tapiz coherente, pero siempre queda algún nudo sin deshacer en mi mente.
Crear significa peinar, dejar salir las ideas una a una para que no se amontonen y tengan sentido.
Voy secándolas al sol y cuando miro estos hilos que sin parar escribo, veo tejido como en un tapiz cuanto he vivido.
Lo he conseguido, he creado un tapiz coherente, pero siempre queda algún nudo sin deshacer en mi mente.
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